[1] El espartero compra el esparto ya crudo o machacado, hecho liñuelo, lía, pleita, etc. y con estos materiales laborea todas las piezas que se les encarga.
Los vecinos se dedican a coger el esparto de las atochas, enrollando las puntas en un palito llamado collazo.
Con estos montones, llegando la noche, se retiran y lo venden en rama o lo laborean ellos mismos para despacharlo a los esparteros.
El otoño es la temporada que está el esparto en su madurez y, por consiguiente, cuando se debe coger.
Las circunstancias de una escoba de palma para estar bien hecha son que haya de tener treinta palmitas atadas con tomiza machacada, formando una cabeza o cima y en medio un agujero que resulta cubierto con cuatro palmitas que se doblan hacia afuera y se aseguran con la tomiza con dos candadillos.