Apodado el «siglo de las cruzadas», en el siglo XI comenzaron las famosas cruzadas, donde los reinos cristianos europeos, en respuesta a la llamada de los papas, lanzaron diversas ofensivas sobre Tierra Santa para arrebatar el control del lugar a los musulmanes.
La cristiandad experimentó un cisma formal en este siglo que se había desarrollado en los siglos anteriores entre el oeste romano y el este bizantino, causando una división de sus dos denominaciones más grandes hasta el día de hoy: el catolicismo romano y la ortodoxia oriental.
Las facciones políticas rivales en la corte de la dinastía Song crearon conflictos entre los principales estadistas y ministros del imperio.
La dinastía Chola en India y el califato fatimí en Egipto alcanzaron su cenit de poder militar e influencia internacional.
El Imperio Chalukya Occidental, rival de la dinastía Chola en India, también llegó al poder hacia el final del siglo.
En este siglo, la dinastía selyúcida turca llega al poder en Asia occidental gobernando sobre el Califato abasí, ahora fragmentado.
En Vietnam, comenzó la dinastía Lý, mientras que en Myanmar el Reino de Pagan alcanzó su apogeo político y militar.
Las ciudades del siglo XI se formaron a partir de los pequeños recintos utilizados por mercaderes para almacenar sus productos.
El grupo de los oratores (los que rezan) representa al clero, quienes también poseían tierras trabajadas por campesinos.
Con las cantidades recaudadas mediante este sistema, los monarcas disponían del suficiente dinero como para contratar tropas más valiosas y leales.
La Iglesia crea nuevos monasterios ya que la riqueza de estos contrastaba con las exigencias del desprendimiento mundano.
En la península ibérica, tras la conquista musulmana, sobrevivieron algunos pequeños reinos cristianos en las regiones montañosas del Norte: León, Navarra y el condado de Barcelona.