Batalla de Manzikert

La defensa de esta frontera estaba encargada a hombres libres reclutados en la región.

[8]​ Además, el emperador era un ortodoxo muy devoto y deseaba la completa sumisión de la Iglesia armenia, lo que alimentó su hostilidad.

[10]​ Esto generó un nuevo problema para el imperio, pues el territorio armenio dejó de ser un colchón entre Constantinopla y los selyúcidas y los armenios se convirtieron en una minoría dentro del imperio que era hostil a los griegos, y como muchos príncipes armenios se sentían abandonados a su suerte presentaron poca resistencia a los selyúcidas, sin saber que su dominio sería más terrible que el vivido ante los romanos.

El emperador Romano IV había dado por perdida Italia y en su lugar se conformaba con hacer frente a los turcos.

Con ello violaba el tratado de paz que había firmado con Alp Arslan años antes.

Así sucedió: los turcos huyeron con la pericia necesaria para no dejarse acorralar y hostigaron con flechas desde lejos.

Nunca antes los enemigos de Bizancio habían derrotado tan contundentemente al ejército bizantino.

Por ello, los cronistas bizantinos siempre se refirieron a la batalla de Manzikert como aquel día terrible.

Así, la gran potencia militar que había sido durante siglos el Imperio bizantino pasó a la defensiva, constituyendo aún una fuerza significativa hasta la batalla de Miriocéfalo, un siglo más tarde, no pudiendo garantizar por más tiempo la contención de las fuerzas del Islam.