Estudió en Tours y después en Chartres, bajo los auspicios el obispo Fulberto.
En 1039 fue nombrado archidiácono de Angers, pero continuó viviendo en Tours.
Para Berengario no ocurre realmente ninguna transformación, siendo el pan y el vino, únicamente símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo; para Lanfranco, en cambio, el pan y el vino son realmente cuerpo y sangre de Cristo.
[1] Denunciado por Lanfranco, Berengario fue hecho prisionero y después condenado en el Concilio de Vercelli del año 1050.
Las tesis de Berengario están recogidas en la obra De sacra coena adversus Lanfrancum Retomando las nociones aristotélicas sobre sustancia y accidente, Berengario afirmó que si una sustancia desaparece, desaparecen también sus propiedades, que están intrínsecamente ligadas a aquella: si en la Eucaristía la sustancia del pan y del vino desaparecen, deberían desaparecer sus propiedades accidentales, como el sabor, el olor, el color etc.; desde el momento que esto no sucede las sustancias del pan y del vino deben continuar subsistiendo durante el acto de la consagración.