Por razones desconocidas y en una fecha incierta, cruzó los Alpes, pronto tomó el puesto de profesor en Normandía (Francia).
Pero en 1042 se pasa a la profesión monástica en la Abadía de Bec, fundada diez años antes en Normandía.
Vivió en absoluta reclusión hasta que en 1045 el abad Herluin de Bec le nombra prior.
Es entonces cuando Lanfranc funda una escuela en el monasterio que rápidamente adquiere una reputación que atrae a alumnos de todas partes y sus pupilos se los rifan no sólo en Francia y Normandía, sino también desde Gascuña, Flandes, Alemania e Italia.
En 1050 asiste al concilio de Roma dónde hizo condenar a Berangario.
Pero él declinó la oferta, y fue nominado para la primacía inglesa tan pronto como Stigand fue canónicamente depuesto (1070).
Obtuvo el permiso del rey para tratar con los asuntos de la Iglesia en sínodos.
Waltheof, conde de Northumberland, uno de los rebeldes, pronto perdió el valor y confesó la conspiración a Lanfranc, que urgió al conde Roger para volver a su lealtad, y finalmente excomulgarlos.