La suerte de Barry Lyndon

La obra se basa en gran medida en la vida de un personaje real, el aventurero irlandés Andrew Robinson Stoney.

[N 2]​ Barry es tanto un apellido como un nombre masculino, forma inglesa del irlandés «Bareth» (a su vez, abreviatura de «Fionnbharrth»), «Barra», «Barrath», «Barenth», «Barold», «Bearrach» o «Finbarr».

Cuando Bali-Bari resulta no ser otro que su tío Cornelius Barry, los dos compinches se dedican a ejercer como timadores profesionales en los juegos de cartas.

Casi todas estas adiciones fueron abandonadas en 1856 cuando Barry Lyndon se publicó de nuevo,[N 4]​ junto con varias otras historias, en un libro llamado Miscellanies.

Si bien cuando fue publicado en fascículos el libro fue juzgado con bastante severidad, cuando apareció en tomos su repercusión cambió a menudo de tono.

Nunca la fuerza de su talento ha llegado tan alto como en Barry Lyndon, y no conozco a nadie entre los narradores cuyas facultades intelectuales pueda superar esta empresa prodigiosa».

Un don nadie, un plebeyo que sabe bailar un minué como yo sé hablar cheroqui»,[N 7]​ exclamación destinada al público victoriano.

[5]​ En estas obras aparece un héroe presentado como típicamente irlandés, es decir, de acuerdo con los estereotipos que mantiene el público inglés: un personaje sucio, presumido, cobarde, codicioso y vulgar.

[N 10]​[5]​ Por último, Thackeray se desmarca del vodevil irlandés que «difunde ideas falsas sobre los dublineses», refiriéndose en concreto al actor Tyrone Power (1795-1840), bisabuelo del Tyrone Power americano, que desde mediados de la década de 1820 interpreta con brillantez y gran éxito estereotipados personajes irlandeses, como Murdock Delany en The Irishman in London, Sir Patrick Plenipo en The Irish Ambassador o el sastre itinerante Tim More en The Irish Lion, en los escenarios del Haymarket, el Adelphi y el Covent Garden.

[13]​ Otros modelos seguidos, sin duda, son las novelas Ferdinand Count Fathom (1753) y Peregrine Pickle (1751/1758), de Smollett (1721-1771),[5]​ que lo conmueven profundamente.

[15]​ Por último, y según Colby, La vida de Tiger Roche, del mismo autor, publicado en un volumen bajo el título Ireland Sixty Years Since (Irlanda hace sesenta años), seguramente ha tenido su influencia.

Como novela, Barry Lyndon no tiene argumento propiamente dicho, sino que sigue un curso lineal a lo largo de la vida del narrador, desde su infancia hasta sus últimos años.

Aun visto a través de ese prisma deformante, Bullingdon aparece como un joven valiente, más bien sólido y sobre todo honrado, buen soldado, hijo amante e hijastro respetuoso, que solo emplea la fuerza cuando Barry, en su furia, amenaza la integridad física y la vida de Lady Lyndon.

Tres grupos de personajes se organizan en torno a tres tramas principales: el clan Brady, la corte del príncipe Víctor, Sir Charles Lyndon y su esposa Honoria (escrito a veces «Honoris»); la señora Barry, la madre del héroe, parece ocupar un lugar aparte, como un apéndice de su hijo.

La infiel princesa Olivia debe sufrir el más terrible de los castigos y, en una escena cuyo lado dramático es reforzado por Thackeray, intenta desesperadamente escapar a su suerte.

A esto se añaden múltiples alusiones a acontecimientos menores de orden militar, político o social que se desarrollan en las islas británicas, en Europa continental —especialmente en los numerosos hechos que tienen lugar en Alemania «donde soberanos de pacotilla juegan al rey y la reina con los seres humanos como peones»—,[20]​ y también en América.

Además, las divisiones creadas por la religión son objeto de críticas, pero como si en Thackeray se enfrentasen su lealtad a la Corona británica y su natural tolerancia.

En literatura, la guerra seguía siendo la noble práctica del heroísmo, como la cantan todavía a principios de la Primera Guerra Mundial los viejos poetas, como Kipling (1865-1936) y Meredith (1828-1909), entre otros,[18]​ antífona que entona incluso el joven Rupert Brooke (1887-1915), que murió de tifus en Gallipoli en 1915 (véase su famoso poema If I should die, think only this of me).

Única violación directa de su pretendida neutralidad, la caída se debe «a la temeridad, la maldad y la perversidad», como nos recuerda Thackeray en una tríada lapidaria.

Cuando, después de once años, Barry regresa a Irlanda, exclama: «Creo que un hombre no olvida nada», expresando así su confianza en la memoria.

Sigue habiendo cierta ambigüedad en cuanto a la identidad de la voz que habla en este libro, y los lectores del Fraser’s Magazine se encontraron algo perdidos.

En un primer momento, la voz pertenece a Redmond Barry, ya anciano, que considera sus más tempranas experiencias con mucha ironía divertida; por ejemplo, su inclinación por Nora.

[50]​ Sin embargo, los riesgos respectivos se oponen; la primera tiene miedo a ser desenmascarada, mientras que la segunda teme la falta de perspicacia del lector.

Así, en una primera lectura se impone su inagotable verborrea contra los personajes que frecuenta, experto en ridiculizar sus defectos, sus tics mentales y, sobre todo, sus pretensiones.

En una segunda lectura todo se vuelve más sutil, y la ironía golpea directamente al mismo que la maneja tan ostensiblemente.

Sin embargo, muy a menudo Barry sigue siendo inconsciente o, por usar la metáfora del libro, moralmente tuerto (one-eyed), como lo es físicamente su tío Bali-Bari.

[N 51]​[5]​ John W. Dodds utiliza otra fórmula que sugiere una técnica narrativa de «autolimpieza», en cierto modo: «Ahí está todo el arte, [en] una ironía antiséptica».

Sin embargo, la condesa, expuesta al peligro por las trampas del amor, no tiene defensa, ya sea moral o social, y se da también a afectaciones hipócritas que la hacen objetivamente vulnerable; por otra parte, está tan amenazada por su legítimo joven primo como por Barry el usurpador.

O bien, como escribe Henri Suhamy, «el espíritu de Thackeray nunca daría su aprobación al cinismo, cualquiera que sea su forma».

Sin embargo, la novela, teñida por la melancolía y el pesimismo del autor, se puede leer en términos de regresión: «Thackeray fue cruel con su personaje; lo castigó volviendo sus propias armas contra sí mismo».

William Makepeace Thackeray en 1845, por Eyre Crowe (1824-1910).
Presos jugando al « raquet » en la prisión Fleet , dibujo de Auguste Charles Pugin y Thomas Rowlandson (1808).
Andrew Robinson Stoney -Bowes (1747-1810), modelo para el personaje de Barry Lyndon.
La orgía , de la serie A Rake's Progress , de William Hogarth (1734-1735).
Caricatura de Beau Brummell (1805), por Denis Dighton (1791-1827).
La escena de las gachas. « Please, sir, I want some more ». «Por favor, señor, quiero un poco más». Oliver Asking for More . Ilustración de The Adventures of Oliver Twist; or, The Parish Boy's Progress . George Cruikshank , 1792-1878.
El baile a finales del siglo XVIII , por Thomas Rowlandson .
La inmolación de Curcio , según El Veronés , Museo de Historia del Arte de Viena .
Sir Charles Hanbury Williams (1808-1859), quien habría servido de modelo para el viejo Sir Charles Lyndon, por John Giles Eccardt ( floruit 1740-1779).
Batalla de Culloden Escocia, 16 de abril de 1746, par David Morier.
Batalla de Minden , grabado en color de origen inglés, hacia 1785.
L'Assemblée Nationale ; — or — Grand Cooperative Meeting at St. Ann's Hill . Recepción ofrecida por Charles James Fox y su mujer a varios grupos y amigos del Príncipe de Gales, todos opuestos al gobierno. Caricatura de James Gillray , 1851.
Yankee Doodle o «El espíritu del 76», de A. M. Willard (1836-1918). Un a de las imágenes más famosas relacionadas con la Guerra de Independencia americana.
Daniel O'Connell , a quien los irlandeses llaman « El gran libertador ».
Interior de la Rotonda de Ranelagh Gardens (Londres), donde Barry se encuentra con Madame de Liliengarten (grabado de Thomas Bowles, 1754).
Ilustración del cuento El traje nuevo del emperador . Dibujo de Vilhelm Pedersen (1820 - 1859).
Primera edición de Poemas , de Alexander Pope (1726).
Representación de Don Giovanni en el Kings Theatre de Londres en 1820. A la izquierda, Leporello con la infamante lista en la mano.