Batalla de Culloden

Carlos Estuardo huyó de Gran Bretaña y vivió en el exilio hasta que acabó sus días en Roma, completamente alcoholizado, y sin volver a intentar nunca hacerse con el trono.

Sin embargo, los problemas se acumulaban para el joven Carlos: hubo muy poco apoyo por parte de la población civil hacia los Jacobitas, dos ejércitos bajo el mando del general George Wade y el Duque de Cumberland (conocido por los jacobitas como "El Seboso Alemán") se estaban aproximando, la invasión francesa se retrasaba, se estaba formando una milicia en Londres, y llegaron informes (ficticios) de un tercer ejército cerniéndose sobre ellos.

Allí vencieron a las fuerzas comandadas por el general Henry Hawley cerca de Falkirk.

Carlos volvió a tomar el mando del ejército, insistiendo en adoptar una actitud defensiva.

Pero los famélicos highlanders, que sólo habían comido un bizcocho seco cada uno durante todo el día, estaban aún a unos 3 km al despuntar el día, de modo que se vieron obligados a retroceder, y luego dispersarse en busca de comida y un poco de sueño en alguna zanja o cobertizo.

El tiempo era muy malo, con un frío viento arrojando llovizna en dirección a las caras de los jacobitas.

Para sus hombres, que mantenían la formación bajo el cañoneo británico, debieron ser treinta minutos larguísimos.

Cuando ésta llegó finalmente, los McDonald rehusaron cargar, molestos por haber sido desplegados en el flanco izquierdo prescindiendo de su tradicional derecho a formar al otro lado (cuando se combate con espada y escudo, hay mucha diferencia entre uno u otro flanco en una línea de batalla).

Sin embargo, a diferencia de batallas anteriores, su carga fue descoordinada, con lo que llegaron en grupos pequeños y dispersos.

Junto con otros miembros de su familia, John MacKinnon llevó al príncipe hasta Mallaig, donde se encontró ante las tropas enemigas del gobierno.

[5]​ El regalo del príncipe fue conservado por la familia MacKinnon, que elaboraron distintas variaciones de la receta original, haciéndose conocida en la zona como dram buidhe (en gaélico, la bebida amarilla) o an Dram Buidheach (en gaélico, la bebida que satisface), conocida en castellano como drambuie.

[3]​ Carlos logró finalmente huir a Francia en una dramática aunque humillante fuga disfrazado como doncella de Flora Macdonald, tras sobrevivir durante cinco meses en Escocia.

Tras esto pasó el resto de su vida refugiado en distintas cortes reales europeas.

Sin embargo, dos años más tarde, fueron liberados y devueltos a casa, donde encontraron que sus propiedades habían sido abandonadas por la familia en su huida.

De ellos, 120 fueron ejecutados, 88 murieron en prisión, 936 fueron deportados a las colonias como esclavos y 222 se desvanecieron sin dejar rastro dentro del sistema judicial británico.

En contraste con el tratamiento despiadado mostrado hacia los miembros de los clanes, a los destacamentos de soldados provenientes del ejército francés se les permitió una rendición formal, fueron bien tratados y acabaron por ser devueltos a Francia.

Los jacobitas capturados, en cambio, eran considerados traidores al rey y tratados como tales, incluso a pesar de que la mayoría no tenían otra opción que seguir las órdenes del jefe de su clan.

Así mismo, los regimientos de los clanes no estaban definidos tan claramente como sugieren sus nombres.

Debe tenerse en cuenta que: Nota: De los oficiales británicos presentes, Lord Robert Kerr resultó muerto.

El joven pretendiente , Carlos III de Inglaterra y Escocia.
Vista del campo de batalla de Culloden desde las líneas iniciales jacobitas; en el cartel puede apreciarse la distribución de las fuerzas.
Marisma de Culloden, mirando de norte a sur, hacia el bosque de Culloden Park.
Otra vista de la marisma mirando de norte a sur. Puede apreciarse el muro sur justo en la línea de árboles.
Memorial de la batalla ubicado en Culloden.
Algunas de las Tumbas de los Clanes , fosas comunes donde se enterró a los Highlanders caídos en la batalla.