Aparentemente, estos cuentos son muy dispares entre sí, tanto por su ambientación como por sus personajes.
Un corazón sencillo (Un cœur simple o Le perroquet), cuento ambientado en la época del autor y asociado a Madame Bovary, es la historia de una modesta sirviente en la Normandía rural del siglo XIX.
Julián la limpió rápido con la manga, tiró afuera el ratoncillo y no dijo nada a nadie” (82).
Finalmente la novela Salambó, del mismo autor, nos aproxima al bíblico de Salomé.
Es una historia inspirada en el erotismo de la danza, que el autor hace extensible a la decapitación de San Juan Bautista, y pone de manifiesto la debilidad del prefecto Herodes, que no sabe qué hacer con el profeta preso en un mundo tan caótico, tan ruidoso y vacío al mismo tiempo como aquel.
Salomé, haciendo valer la palabra de Herodes Antipas, pide la cabeza de Jaocanán, que luego es mostrada sin pudor alguno al público presente, que la observa morbosamente como si fuera un objeto más: “Manaey descendió del estrado y la exhibió ante los capitanes romanos y después fue mostrándola a todo los que estaban comiendo en aquella parte” (150).