Sus obras son conocidas por su realismo, sus intuiciones psicológicas, sus sentido de la ubicación y sus detalladas descripciones del campo.
Cuando Mary Ann Evans, llamada familiarmente Marian, contaba cuatro meses, la familia se trasladó a una mansión más espaciosa, Griff House, en Arbury; allí transcurrió su infancia y juventud.
Entre los cinco y los nueve años, Eliot estudió con su hermana Chrissey en la escuela anglicana de Miss Latham, en Attleborough.
Wallington le enseñó la evangélica Mary Lewis, cuyo epistolario con Eliot aún se conserva.
En 1838 cayó en sus manos un libro de Charles Hennell, An Inquiry Concerning the Origin of Christianity, y la hasta entonces devota creyente se volvió agnóstica.
Sus dudas religiosas se acentuaron cuando frecuentó la tertulia en Coventry de Charles Bray, donde conoció a Robert Owen, Herbert Spencer, Harriet Martineau y Ralph Waldo Emerson.
Evans asistía respetuosamente a la iglesia y continuaba manteniéndole la casa para él hasta su muerte en 1849, cuando ella contaba ya 30 años.
Apenas seis días después del fallecimiento de su padre inició un viaje por Europa con los Bray, aunque los abandonó para quedarse más tiempo en Ginebra.
[8] En sus novelas analiza e interpreta desde un realismo estricto la vida social, sin descuidar la psicología de sus personajes, y, como hizo girar desde siempre sus novelas en torno a "pasiones intelectuales", la autora se sintió desligada del mundo materialista burgués y, por su inseguridad personal, se sintió ligada a las clases proletarias (Silas Marner, El molino junto al Floss).