Sus novelas e historias cortas han sido vistas como ejemplos del posmodernismo literario.
Sobre su estilo, Rodrigo Pinto decía en 2011 en El Mercurio: "El afilado ingenio de Barnes, su manejo incomparable del diálogo y su audacia formal no han amainado con el tiempo y sus obras todavía son una promesa segura de placer para el lector.
Porque ahí radica quizá lo mejor de Barnes: lo pasa muy bien escribiendo y eso se nota".
[6] Agnóstico —su libro Nada que temer comienza con la frase "No creo en Dios, pero le extraño"—, sufre en general de tanatofobia: piensa diariamente en la muerte, a veces insomne en la noche, presa de pánico; sueña con que es enterrado, que es condenado a ser ejecutado o se imagina bajo el agua en las fauces de un cocodrilo.
[8] Su hermano es el filósofo e historiador del mundo de las ideas Jonathan Barnes.