Las dictaduras surgen por diversos medios, incluidos los golpes de Estado que desmantelan por la fuerza los gobiernos existentes o mediante autogolpes, en los que líderes elegidos democráticamente manipulan el panorama político para consolidar su gobierno indefinidamente.
En la era posterior a la Guerra Fría se produjo inicialmente un auge de la gobernanza democrática en todo el mundo, aunque persistieron varias dictaduras, especialmente en África y Asia.
[4] Durante la República romana, un dictador era un magistrado temporalmente investido con poder absoluto, para atender emergencias militares o tareas excepcionales.
[7] Por otro lado, la democracia, que generalmente se contrapone al concepto de dictadura, se define como una forma de gobierno donde la supremacía pertenece a la población y los gobernantes llegan al poder mediante elecciones competitivas.
[18] Por otro lado, se ha destacado que las élites en las dictaduras monárquicas son típicamente miembros de la familia real.
[14] Los ejemplos más claros de dictaduras monárquicas son Arabia Saudí y los Emiratos del Golfo Pérsico, mientras que Marruecos y Jordania «presentan aspectos diferenciados en la medida en que han adoptado formas pseudoparlamentarias y han abierto el juego político hasta los límites de una oposición básicamente colaboracionista o, al menos, bajo control».
«En realidad, la única teocracia propiamente dicha que ha llegado hasta el siglo XX ha sido el régimen lamanista tibetano», hasta la anexión del Tíbet por la República Popular China en 1950-1951, puntualiza Colomer.
[14][29] Como estos dictadores favorecen la lealtad sobre la competencia y, en general, desconfían de la intelectualidad, los miembros de la coalición ganadora no suelen tener una carrera política profesional y están mal equipados para gestionar las tareas del cargo que se les confiere.
[33] Las monarquías no se incluyeron en esa investigación, pero un estudio similar establece su duración media en 25,4 años.
Con un liderazgo equivocado, algunos regímenes dilapidan los recursos económicos de su país y hacen que el crecimiento se detenga prácticamente.
[35] Se trata de regímenes autoritarios en los que una etnia asegura su supremacía sobre otras recurriendo a la fuerza.
Como ha señalado Jaume Colomer, «en muchas de estas situaciones el Estado como tal no existe.
[36] «Dictadura de la manipulación» (spin dictatorship) es un concepto acuñado por Sergei Guriev y Daniel Treisman para definir a las «nuevas dictaduras» surgidas a finales del siglo XX y que en lo que va de siglo XXI se ha convertido en el tipo dominante frente a las «dictaduras del miedo» (fear dictatorship), el modelo típico del siglo XX.
Si en las «dictaduras del miedo» los dictadores imponen su poder sobre la población mediante la represión violenta, la intimidación, la coerción e, incluso, mediante el terror,[37] en las «dictaduras de la manipulación» los dictadores se sostienen conformando la opinión pública para conseguir que la población los apruebe e incluso los apoye con entusiasmo.
El concepto de «dictador» se desarrolló por primera vez durante la República romana.
Julio César subvirtió la tradición de las dictaduras temporales cuando fue nombrado dictator perpetuo, o dictador vitalicio, lo que llevó posteriormente a la creación del Imperio romano.
En Europa, la Commonwealth of England bajo Oliver Cromwell, formada en 1649 después de la segunda guerra civil inglesa, ha sido descrita como una dictadura militar por sus oponentes contemporáneos y por algunos académicos modernos.
Después de la Primera Guerra Mundial tuvo lugar la «primera ola democratizadora», cuando surgieron nuevos Estados y los ya constituidos ampliaron el derecho al voto —de hecho en 1900 solo cinco países tenían sufragio universal masculino (Francia, Bélgica, Suiza, Grecia y Canadá)—.
[51] Como han señalado Sergei Guriev y Daniel Treisman, «las frágiles repúblicas poscoloniales cayeron en manos de despiadados hombres fuertes, y las juntas militares se hicieron con el poder en una América Latina económicamente inestable.
[55] A partir de la última década del siglo XX y a lo largo del siglo XXI ha surgido un nuevo tipo de dictadura que Sergei Guriev y Daniel Treisman han denominado «dictadura de la manipulación» (spin dictatorship), por oposición a las «dictaduras del miedo» (fear dictatorship) que son las que habían predominado hasta entonces.
«Pekín y Riad, si bien está modernizando la dictadura del miedo, siguen comprometidos con su principio fundamental», apuntan.
La estabilidad puede debilitarse cuando los grupos de oposición crecen y se unifican o cuando las élites no son leales al régimen.
[59] Una dictadura puede caer por un golpe militar, una intervención extranjera, una negociación o una revolución popular.Un golpe militar a menudo se lleva a cabo cuando un régimen amenaza la estabilidad del país o durante períodos de inestabilidad social.
[58] En el siglo XXI, las dictaduras se han movido hacia una mayor integración con la comunidad global y cada vez más intentan presentarse como democráticas.
[61] Las dictaduras suelen recibir ayuda exterior con la condición de que avancen hacia la democratización.
Otras ni se molestan en hacerlo como Mao Zedong en la China Comunista o el general Franco en la España franquista.
[58] Desde el final de la Guerra Fría, más dictaduras han establecido elecciones «semi-competitivas» en las que la oposición puede participar en las elecciones pero no ganar, impidiéndoles hacer campaña, prohibiendo los partidos de oposición más populares, impidiendo que los miembros de la oposición formen un partido o exigiendo que los candidatos sean miembros del partido gobernante.
Esta violencia se ejerce con frecuencia a través de instituciones como las fuerzas armadas o policiales.
[60] Las instituciones que coaccionan a la oposición mediante el uso de la violencia pueden cumplir diferentes funciones o pueden utilizarse para contrarrestarse entre sí a fin de evitar que una institución se vuelva demasiado poderosa.
[65] Las dictaduras militares y de un solo partido tienen más probabilidades de experimentar terrorismo que las dictaduras personalistas, ya que estos regímenes están bajo más presión para experimentar cambios institucionales en respuesta al terrorismo.