Ingeniería social (ciencia política)

Ambas acepciones implican tentativas a gran escala, sea por gobiernos o grupos privados.Los gobiernos también influyen el comportamiento más sutilmente, a través de incentivos y desalientos incorporados, por ejemplo, en sus políticas impositivas.Etiquetar una política como "ingeniería social" es a veces una cuestión de intenciones o percepciones.El uso de la expresión se inició en 1894 con un ensayo del empresario y filántropo neerlandés J.C.En otras palabras, se sugiere que el origen del término está en el concepto de filantropía tal como fue entendido por los pensadores liberales de la segunda mitad del siglo XIX.[6]​ Y que en la tentativa de construir los "ingenieros sociales" como un grupo especializado de "intermediarios racionales" entre el capital y el trabajo, sus proponentes fueron crecientemente empujados, buscando un objetivismo científico, a adoptar una posición mecanicista.Las relaciones públicas a su vez son divididas en "internas" —aquellas dirigidas a los empleados de la empresa— y "externas", que a su vez se dividen en las dirigidas al público en general y aquellas dirigidas a los formadores de opinión, académicos, líderes políticos o sociales, etc.[12]​ Consecuentemente tanto él como otros publicistas han sido acusados de ser propagandistas y manipuladores engañosos que representan intereses sectoriales contra el interés público.Cuando eso sucede, se crea una situación en la cual se demandan medidas de solidaridad social, incluyendo impuestos más altos y progresistas, y otras medidas de política social que son vistas como no deseables por los intereses corporativos.[14]​ Por ejemplo, George Soros, un estudiante de Karl Popper, ha sugerido que el sofisticado uso de poderosas técnicas de manipulación, tomados de esa publicidad moderna y de la ciencia cognitiva por los operadores políticos ocasiona que en el presente, 'el principal enemigo de la sociedad abierta es la amenaza capitalista'[15]​[16]​ Si bien es correcto que la ingeniería social —entendida como propaganda o relaciones públicas que buscan modificar no solo percepciones sino la opinión pública y formas o valores culturales— puede ser usada por cualquier organización, ya sea grande o pequeña, privada, pública o comunal, desde oenegés a supra estatales pasando por las asociaciones deportivas, religiosas y filosóficas —no es menos correcto que los proyectos más amplios y a veces los más intensos— son aquellos iniciados por gobiernos.Sin ella es simplemente imposible, en este siglo de las masas, aspirar a grandes objetivos.[17]​ Una variedad de objetivos y técnicas similares se pueden encontrar en otros regímenes dictatoriales.Por ejemplo, en los 1920, y a pesar el gobierno de la URSS se embarcó en una tentativa sistemática para transformar "la cultura" de la antigua Rusia zarista con una cultura nueva, los métodos mismos no fueron opresivos en el aspecto artístico y cultural.El uso de los espacios públicos como "condensadores sociales" ejemplifica esa percepción.Por ejemplo, de la misma manera que en ingeniería industrial el objetivo es aumentar la producción o productividad y no planear indefinidamente a fin de lograr la máquina o fábrica perfecta (lo que lleva a "analysis paralysis"), un objetivo social es disminuir la pobreza más que planear la solución de todos los males sociales.