El bombardeo masivo de la población civil se consideraba una importante arma psicológica para romper la voluntad del enemigo a combatir.
[17][18] Desde 1943, Estados Unidos también reforzó esta política, basada en el bombardeo estratégico de las ciudades enemigas para mermar su moral y capacidad industrial.
[27] Francia y el Reino Unido acordaron acatar una resolución que establecía la escrupulosa observación de todos los bombardeos aéreos realizados por estas potencias.
[28] Alemania también accedió a cumplir la petición de Franklin Roosevelt, explicando que el violento bombardeo sobre Varsovia se había debido a su condición de ciudad fortificada y que en ningún caso Alemania había orientado sus bombardeos contra la población civil.
También tenían la misión de apoyar a las fuerzas terrestres con bombardeos tácticos sobre rutas estratégicas, áreas militares y zonas industriales.
Los defensores se negaron a rendir la ciudad, siendo fuertemente bombardeada hasta su rendición el día 28 de septiembre.
[47] 183 incursiones aéreas dejaron caer miles de bombas incendiarias que incendiaron y destruyeron el Barrio Judío.
El 11 de mayo ya habían sido bombardeadas Henin-Lietard, Bruay, Lens, La Fere, Loan, Nancy, Colmar, Pontoise, Lambersart, Lyons, Bouai, Hasebrouck, Doullens y Abbeville con al menos 40 civiles muertos.
Tras el ataque a Róterdam, los bombarderos de la RAF recibieron autorización para atacar objetivos alemanes al este del Rin.
Al carecer los británicos del equipo necesario para guiarse sobre territorio alemán, la precisión y efectividad de los ataques era muy escasa; por lo general las bombas quedaban diseminadas por un amplio radio.
A la Luftwaffe se le ordenó bombardear las principales ciudades británicas, Londres debía ser la más castigada.
En semanas posteriores muchas otras ciudades británicas fueron bombardeadas, como Birmingham, Liverpool, Southampton, Mánchester, Bristol, Belfast, Cardiff, Clydebank, Kingston o Coventry.
[104] Este ataque se ejecutó, según los británicos, como represalia a la casi completa destrucción de Conventry y Southampton.
Uno de los asesores científicos del gobierno, Frederick Lindemann presentó un influyente artículo apoyando el bombardeo masivo sobre las industrias alemanas.
Las víctimas mortales no superaron las 500 pero el ataque dejó a más de 45.000 sin un lugar donde vivir o trabajar.
Los alemanes eran capaces de sustituir y minimizar los daños causados, en parte gracias a las lecciones aprendidas durante los bombardeos sobre Inglaterra.
[115] Los medios de transporte, servicios públicos, carreteras, vías férreas, viviendas y todo lo que ayudara a minar moral alemana eran objetivos.
Como ya se había especificado en más ocasiones los ataques tenían por objetivo la "destrucción progresiva del sistema militar, industrial y económico alemán".
Durante 1943 los ataques se efectuaban sin escolta alguna por lo que los cazas alemanes hacían un significativo número de blancos, causando muchas bajas a los aliados; no fue hasta 1944 con la llegada del P-51 Mustang cuando la balanza en esta materia se inclinó a favor de Estados Unidos y el Reino Unido.
A excepción de Roma, Venecia, Florencia, Urbino y Siena, el daño al patrimonio cultural en Italia fue generalizado.
Las ciudades polacas bajo control alemán, como Cracovia y Varsovia, no estuvieron exentas, pero en estos casos los soviéticos se centraron en objetivos militares.
Desde abril se volvió la vista a objetivos administrativos y militares, centrándose los bombardeos en Prusia Oriental, donde cayeron 700 toneladas de 920 aviones.
[145] La Guerra Civil Española convenció a los planificadores soviéticos de que el arma aérea sería más eficaz combinada con fuerzas terrestres.
Se estimaron en 305 000 las vidas perdidas como mínimo en los ataques a las ciudades y no menos de 780 000 heridos.
La Commonwealth británica tenía planeado enviar una fuerza de 1000 bombarderos pesados al Lejano Oriente una vez concluyeran las operaciones en el continente europeo.
Inicialmente la XX Fuerza estaba bajo el mando de Hap Arnold, más tarde sustituido por Curtis LeMay.
La ciudad, cuyos edificios residenciales estaban construidos principalmente de madera y papel para resistir los frecuentes terremotos, sufrió un incendio incontrolable alimentado por las bombas incendiarias.
En las dos semanas posteriores, hubo 1600 nuevas incursiones contra las cuatro mayores ciudades japonesas, perdiéndose solo 22 aviones del lado estadounidense.
Estos ataques se convertirían en los primeros y hasta ese momento únicos bombardeos nucleares de la historia.
Durante décadas se pensó y propagó que el copiloto del Enola Gay, Robert Lewis, había exclamado momentos después de contemplar la explosión: