Bombardeo de Tokio

Tras varios fracasos semejantes, el responsable del XXI Mando de Bombardeo fue sustituido a mediados de enero por el general Curtis LeMay, que decidió cambiar completamente el enfoque, pasando a bombardeos nocturnos desde baja altura con napalm con el objetivo de arrasar las ciudades japonesas cuyas casas estaban construidas mayoritariamente con madera.

[4]​ El ataque destruyó 41 km² (aproximadamente la cuarta parte de la ciudad) y se calcula que unas 2100 000 personas murieron como consecuencia, un número mayor que las muertes inmediatas causadas por las bombas atómicas en Hiroshima o en Nagasaki,[6]​[7]​ aunque el número de bajas varía según las fuentes.

El número menor lo dio la Oficina Municipal de Tokio, que reconoció 83 793 muertes y 40 918 personas heridas.

Aun así, estos datos también podrían ser demasiado bajos, recientemente Mark Selden escribió en Japan Focus:

Estos ataques continuaron en las semanas y meses siguientes; en abril, se realizaron al menos cinco incursiones sobre Tokio, centrando los ataques en la zona del arsenal y las fábricas aeronavales de Nakajima y Koizumi;[5]​ en julio de 1945 se llegaron a lanzar 42 700 toneladas de napalm.

La zona residencial fue virtualmente destruida.
La espalda de la mujer muestra la marca del niño que llevaba atado.
Antes / después.
Restos carbonizados de civiles japoneses después de un bombardeo.