Benito Soto Aboal

Otra fuente de ingresos muy lucrativa era el comercio de esclavos, pero desde comienzos del siglo XIX venía siendo perseguido legalmente en Europa, en especial por el Imperio británico, que en sucesivas medidas legislativas (1807, 1827, 1833, 1834) prohibió la trata y abolió la esclavitud.Cualquier barco negrero en aguas al norte de la línea del ecuador podía ser apresado por la Royal Navy.Además de Soto, que se hacía llamar «Benito Barredo», en la tripulación figuraban otros españoles: dos gallegos (el ferrolano Miguel Ferreira, y Nicolás Fernández, alias «Juan Caro») y un vasco de Mundaca, «el Vizcaíno».La Royal Navy permanentemente al acecho obligaba a los buques negreros ser maniobrables y rápidos.[11]​ Levan anclas y se lanzan de lleno a la piratería tras haber rebautizado el buque como «La Burla Negra».Dos Santos, el único sentenciado en rebeldía,[17]​ es su íntimo confidente y uno de los cabecillas del motín.Su tripulación, totalmente desarmada, superaba las cincuenta personas, incluidos once militares enfermos, mujeres y niños.Le ordenan bajar los juanetes y enviar un bote e inmediatamente reciben un cañonazo a quemarropa.[...] Soto había pensado en Freitas como ejecutor, porque el portugués mostró siempre un rechazo inequívoco a la violencia.El portugués salvó la vida a manos de Soto por la intervención del francés Goubin.El plan agrada a la tripulación y La Burla Negra pone rumbo norte hacia las islas Azores.Domingo Antonio es sometido a una pantomima de juicio sumarísimo, que lo sentencia en el acto: tiroteado, acuchillado y, aún vivo, arrojado por la borda.Ocho días después, cerca del archipiélago de las Canarias asaltó la bricbarca Sumbury, que viajaba a Saint Thomas.Para asegurar el éxito de la operación acomete dos acciones: la primera, centrada en la tripulación; la segunda, relativa a la «documentación legal» del navío.Conjura el peligro ordenando sus asesinatos, que ejecutan José de Santos, Nicolås Fernández y Domingo Antonio.[35]​ El único contratiempo que enfrenta Soto en La Coruña es la huida de Nuño Pereira, "hombre de su confianza y mesa privada", Con todo, el buque no fue intervenido por la autoridad, si bien tuvo que zarpar precipitadamente.El vicecónsul inglés J. M. Brackenbury[n. 6]​ y otras autoridades se personan en la playa ofreciendo ayuda a quien dice ser «Mariz de Sousa Sarmiento», «capitán» del «O Defensor de Pedro»,[n. 7]​ cuyo «piloto» es Benito Soto.[42]​ La tripulación se mueve libremente por Cádiz durante varios días, pero acaba haciéndose notar por su comportamiento impropio:[51]​ Soto llega a Gibraltar huido desde Cádiz, donde esperaba entrar en contacto con un comerciante para el que tenía unas cartas de introducción, pero será preso igualmente.Comparecen como testigos algunos supervivientes del The Morning Star, enviados desde el Reino Unido por el Almirantazgo (Andrew Beyerman, mayordomo; Charles Henry Wilkinson, pasajero; George Bushby, primer piloto) que dan cumplido testimonio del asalto.[54]​ Será condenado a morir en la horca por la ejecución u ordenamiento de 75 asesinatos comprobados y 10 embarcaciones saqueadas o hundidas.[57]​ Según el historiador de la piratería Philip Gosse (1924) «subió al ataúd para colocarse él mismo la soga alrededor del cuello, y gritando "adiós a todos" se arrojó al vacío».La forman cien piratas, bravos, fieros Que del mundo terror a centenares Enemigos vencidos, prisioneros, Arrojaron al fondo de los mares.Borrachos caen pero blasfemando Se alzan luego con bocas espumantes Y otra botella apuran pronunciando Mil palabras obscenas, delirantes.Y vuelven a caer pesadamente Palabras murmurando incomprensibles, En tanto el viento agita sordamente Las olas con sus alas invisibles.Es un gigante vigoroso, fuerte, De barba larga, espesa, enmarañada, Que una estatua asemeja por lo inerte Y aterra allí mirarla colocada.En la ancha mano apoya la cabeza Y el codo en tosca mesa sustentado, Revela en su ademán honda tristeza.Rugiente el trueno ronco retumbando Sobre los velos que extendió la noche La voz de Dios parece amenazando O al mundo dirigiendo algún reproche.Y pronto soñolientos la cubierta Llenan los hombres que el Milano abriga Tendiendo en derredor la vista incierta Dispuestos del combate a la fatiga.En desorden el traje, armas siniestras Empuñan que al mirarlas horroriza: Con furia las oprimen en las diestras.
La calle san Guillermo con la Moureira de la Barca al fondo.
La Europa napoleónica (azul) y la británica (rojo) en 1813.
Bergantín sueco de dos palos.
El golfo de Guinea . Sao Jorge da Mina , destino africano del O Defensor de Pedro se encuentra en la actual Ghana (esquina sup. izda. del mapa).
El piloto Manuel Antonio Rodríguez.
«La Burla Negra» acosando por popa al The Morning Star , primera víctima de Soto, según un grabado de Frederick Whymper (1838-1901).
Mujeres asaltadas en su cabina por los piratas de Benito Soto. Grabado de 1856.
Asesinato en cubierta durante un asalto pirata.
Acoso a un capitán en su camarote.
Buque incendiado. El Topaz acabó destruido por la explosión del salitre en su bodega.
Carta náutica de la ría de Pontevedra en el siglo XVIII . En la ribera sur, a la entrada de la ensenada de Bueu , se señala la «punta del Caballo de Bueu».
Fachada occidental de la Casa de las Campanas , el edificio civil más antiguo de Pontevedra. Según rumores, aquí habría escondido Soto lo más valioso de su botín.
La Coruña (1812). En el centro el istmo que forma la península coruñesa. Al noroeste , la ensenada del Orzán . Al sureste , la abrigada ría de La Coruña en el golfo Ártabro , ubicación del puerto .
La Coruña a mediados del siglo XIX (el norte, arriba), con barcos en el puerto.
Posición relativa de Cádiz y Tarifa.
En primer lugar la firma de Manuel José de Freitas. Después de Ferreira, la del piloto Rodriguez.
Ejecución pública en la horca . El reo es asistido por un sacerdote. A la derecha, guardias a caballo. A la izquierda, carro con el ataúd . Al fondo, el público asistente.