Álvaro Ruibal

Vino a Madrid para estudiar arquitectura y ciencias exactas pero sin vocación científica, pronto comenzó a publicar sus primeros artículos en El Sol, dentro de la sección literaria que dirigía Juan Ramón Jiménez.En Madrid, alterna sus visitas a la tertulia del café Pombo con una intensa convivencia con boxeadores y ciclistas.[1]​ Entre sus muy diversas relaciones, estuvieron, por ejemplo Emil Ludwig, el boxeador ‘Kid Chocolate’, Rafael Vázquez Zamora, Emiliano Iglesias Ambrosio o Fernando de la Cuadra Salcedo.[2]​ Al inicio de la década de 1940 se instaló en Barcelona donde entra en la redacción del diario La Vanguardia, contratado por Luis de Galinsoga, y llegaría a dirigir la revista Destino.Una pequeña parte de su obra está recopilada en Ida y vuelta a Lérida, con prólogo de Juan Manuel Nadal (Publicacions del Caliu, 1999), Viveiro y A Mariña, con prólogo de José Luis Varela (A.C.Estabañón, 2010) y Gente de paso, con prólogo de Lluís Permanyer (Sotelo Blanco Edicions, 2014).