La combustión espontánea o la ignición espontánea es un tipo de combustión que ocurre por el auto-calentamiento (aumento en temperatura debido a las reacciones internas exotérmicas), seguida por el escape termal (un auto-calentamiento que acelera rápidamente a temperaturas altas) y finalmente, autoignición.
[1] Se dice que son pirofóricos algunos materiales como el sodio, que pueden sufrir un tipo de explosión espontánea (y potencialmente muy violenta) cuando se ven expuestos al oxígeno, agua o humedad del aire.
Ha habido informes anecdóticos no confirmados de personas que se queman espontáneamente.
Este fenómeno alegado no se considera combustión espontánea verdadera, pues los casos supuestos se han atribuido en gran parte al efecto mecha, por el que una fuente externa de fuego enciende los materiales inflamables cercanos y la grasa humana u otras fuentes.
Este caso fue publicado en la revista New Scientist, el cual fue indicado en un principio como “combustión espontánea” y luego aclarado bajo las premisas del efecto mecha.
El carbón vegetal que ha estado expuesto al aire durante un período de ocho días no se considera peligroso.
Típicamente, el almacenamiento a una humedad del 9 – 14% es satisfactorio, pero se establecen límites para cada variedad individual de semillas oleaginosas.