Batalla de Guadalajara (1937)

De nuevo el avance italiano era lento debido al mal tiempo con lluvia y niebla, lo cual impedía que tanques y tanquetas pudieran tener efecto decisivo en la batalla pese a que el terreno les resultaba propicio.Todo ello provocó el primer colapso circulatorio que hubiera de sufrir la N-II en su historia.En el contraataque republicano del 12 de marzo, el general italiano Mario Roatta intentó modificar su orden de batalla para hacer frente a los tanques pesados soviéticos que empleaba la República, pero semejante tarea fue casi imposible, pues aunque los vehículos italianos salieron de la carretera N-II para desplegarse en campo abierto, el barro formado por las lluvias dejó atascados a dichos vehículos.[2]​ El avance republicano tuvo éxito y las unidades italianas se vieron obligadas a retroceder.Desde el día 14 hasta el 17 el frente se mantuvo estático mientras la aviación republicana destruía objetivos enemigos sin hallar resistencia seria.Aun así, pronto pudo apreciarse que el triunfo de Guadalajara no fue decisivo a medio plazo, pues no aportó ganancia territorial significativa al bando republicano, ni causó un daño grave y duradero para las tropas sublevadas.La propia Aviación Legionaria enviada por Italia quedó subordinada al mando central de la Legión Cóndor alemana, todo lo cual implicaba una humillación para los jefes militares italianos, que además fueron casi todos (excepto Roatta) destituidos por Mussolini.No obstante, la mala actuación italiana alentó al propio Duce para aumentar su intervención en la guerra española, con la esperanza que el Corpo Truppe Volontarie lograse, en alguna ocasión, un triunfo bélico resonante que borrase ante la opinión extranjera el recuerdo de la derrota de Guadalajara.
Avance de tanquetas italianas durante la ofensiva del CTV.
Desarrollo de la batalla de Guadalajara