Para lo perteneciente o relativo a la lluvia, se utiliza el adjetivo «pluvial».
La lluvia, en su caída, se distribuye de forma irregular: una parte será aprovechada para las plantas, otra parte hará que los caudales de los ríos se incrementen por medio de los barrancos y escorrentías que, a su vez, aumentarán las reservas de pantanos y de embalses, y otra parte se infiltrará a través del suelo, y, discurriendo por zonas de texturas más o menos porosas, formará corrientes subterráneas que o bien irán a parar a depósitos naturales con paredes y fondos arcillosos y que constituirán los llamados yacimientos o pozos naturales (algunas veces formando depósitos o acuíferos fósiles, cuando se trata de agua acumulada durante períodos geológicos con un clima más lluvioso), o acabarán desembocando en el mar.
La última parte se evaporará antes de llegar a la superficie por acción del calor.
La medición se expresa en milímetros de agua y equivale al agua que se acumularía en una superficie horizontal e impermeable durante el tiempo que dure la precipitación o solo en una parte del periodo de la misma.
Oficialmente, la lluvia se adjetiviza[11] respecto a la cantidad de precipitación por hora (Tabla 1).
La sequía puede matar los cultivos y aumentar la erosión,[15] mientras que el clima demasiado húmedo puede causar el crecimiento de hongos dañinos.
[18] Los animales tienen estrategias de adaptación y supervivencia para el régimen más húmedo.
[22] La lluvia también puede traer alegría, ya que algunos la consideran relajante o disfrutan de su atractivo estético.
[26] Muchas personas encuentran el olor durante e inmediatamente después de la lluvia agradable o distintivo.
La fuente de este aroma es el petricor, un aceite producido por las plantas, luego absorbido por las rocas y el suelo, y luego liberado al aire durante la lluvia.
[28] Los antiguos sumerios creían que la lluvia era el semen del dios del cielo Anu,[29] que cayó del cielo para inseminar a su consorte, la diosa de la tierra Ki,[29] provocando que ella diera a luz a todas las plantas de la tierra.
[29] Según la tradición judía, en el 1 a. C., el hacedor de milagros judío Honi ha-M'agel puso fin a una sequía de tres años en Judea dibujando un círculo en la arena y rezando para que llueva, negándose a abandonar el círculo hasta que su oración fue concedida.
[28] Se sabe que varias tribus nativas americanas han realizado históricamente danzas de la lluvia en un esfuerzo por fomentar las precipitaciones.
[31] Las inundaciones son un peligro de origen natural que se presenta cuando el agua sube mucho su nivel en los ríos, lagunas, lagos y mar; entonces, cubre o llena zonas de tierra que normalmente son secas.