Chubasco

La lluvia, el viento en la base del chubasco, la tormenta eléctrica y otros meteoros constituyen las maneras por las que se va disipando la energía almacenada en la masa nubosa.

Es por ello que ese descenso de aire frío (su temperatura es la correspondiente al aire frío y pesado que se encuentra en la parte superior de la nube) se deja sentir como ráfagas de aire muy frío y seco que preceden al chubasco.

Dicha repartición ha intrigado a numerosos meteorólogos que han elaborado diversas teorías acerca de la enorme distancia que tienen que cubrir las nubes desde el océano Atlántico hasta el sur de Colombia, oriente de Ecuador y la Amazonia peruana y boliviana (unos 5000 km o más).

Los chubascos pueden tener diferentes intensidades pero casi siempre existe una relación inversa entre intensidad y duración: En un mismo chubasco, la intensidad de la lluvia puede variar considerablemente, desde una llovizna en el borde exterior hasta un chaparrón muy fuerte en su parte central: es muy frecuente que en un punto descargue un cumulonimbo una enorme cantidad de lluvia y a unos 100 metros de distancia no haya caído ni una gota.

En el área donde el chubasco tiene su mayor desarrollo, el paraguas resulta poco eficiente para resguardarse de la lluvia, ya que el viento puede soplar en cualquier dirección.

En el caso de una tormenta supercelular, el chubasco suele producirse en el anillo exterior, que es el lugar o línea donde se concentra el aire frío descendente del propio frente nuboso con el aire cálido que va encontrando a su paso.

En cambio, las variaciones del tiempo meteorológico pueden ser bruscas y muy intensas aunque suelen siempre compensarse en el corto plazo.

Por ejemplo, la amplitud térmica mensual en el clima de sabana en los Llanos nunca llega a los 3 °C, mientras que la amplitud térmica en un solo día en cualquier época del año puede sobrepasar fácilmente los 10° y hasta los 15 °C.

Todo ello se debe a las extraordinarias lluvias que pueden producirse en cuestión de minutos durante un chubasco o aguacero y que no se han estudiado en profundidad causando graves problemas de infraestructura, muchas veces por problemas creados en las ciudades por diseños urbanos y arquitectónicos deficientes.

Un chubasco común descargando la precipitación tras un caluroso día.
Chubasco en Valencia, España (13 de junio de 2015).
Desembocadura en el Atlántico del río Amazonas. Puede verse en la imagen satelital la carencia de nubes sobre los grandes ríos, fenómeno explicado en el artículo sobre la diatermancia ya que estos ríos actúan durante las horas de la mañana como áreas anticiclónicas (no hay convección sino subsidencia del aire) y ello impide o limita la formación de nubes sobre esos ríos
Un cumulonimbo de gran desarrollo vertical pero de extensión relativamente reducida. Su gran altura puede dar origen a una lluvia de gran intensidad pero su reducido radio limitará su duración en el tiempo. Fuente: NASA.
En el caso de una tormenta supercelular, el anillo exterior forma un frente con una lluvia muy intensa de breve duración (chubasco) seguida por una lluvia de menor intensidad, visible en la imagen con un color más claro.
Nubes-torre (cumulonimbos) sobre la isla de Flores, en Indonesia. Nubosidad formada por convección sobre una isla volcánica donde el factor orográfico incrementa el carácter convectivo de las nubes.
Huracán Bejisa en la parte suroccidental del Océano Índico. Representación tridimensional de la altura y energía en el área ciclónica tanto del propio huracán como de las bandas de lluvia. Puede verse que la altura en el centro del huracán es de unos 13 km, mientras que en la banda de lluvias alcanza casi 16 km.