Su situación privilegiada como cruce de caminos y tránsito natural cómodo hacia Aragón, ha hecho que desde tiempos inmemoriales se presuma la presencia del hombre en su entorno.
En su interior hay un patio de armas, que tuvo un pozo con agua en el centro.
[cita requerida] Ya en el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, el castillo sirvió de refugio al guerrillero Juan Martín el Empecinado, quien acabó volando sus muros para que no pudieran ser utilizados por las tropas francesas.
Hacia mediados del siglo XIX, el lugar tenía contabilizada una población de 422 habitantes.
Se han llevado a cabo obras de embellecimiento y consolidación.
Tras la actuación en el templo, los diferentes grupos inician la ronda por las calles de la localidad, seguidos por sus acompañantes y haciendo paradas en los diversos puntos del recorrido donde se entregan migas, caldo y chorizos a todos los visitantes.