Con la noticia de que su antigua plantación (Belle Rêve, traducción de Sueño Hermoso o mejor Bello Sueño en francés), en Laurel, Misisipi, se ha perdido debido a la mala gestión llevada a cabo por sus ancestros (en inglés, en el original, el término usado para describir la gestión es intencionalmente ambiguo, epic fornications).
Stanley, por otra parte, es un hombre lleno de energía con una presencia varonil, práctica y tosca.
Stella, no obstante, tolera este comportamiento debido a la atracción, casi animal, que siente por su marido.
La producción original de Broadway fue producida por Irene Mayer Selznick y dirigida por Elia Kazan.
Más tarde, Uta Hagen reemplazó a Tandy, y Anthony Quinn tomó el lugar de Brando.
Hagen y Quinn hicieron la obra en todo el país hasta regresar a Broadway para continuar con sus trabajos.
La versión en gira nacional protagonizada por Uta Hagen y Anthony Quinn fue dirigida por Harold Clurman.
Vivien Leigh, quien ganó un premio Oscar por la película Un tranvía llamado Deseo, apareció en una producción londinense de 1949, en el Teatro Aldwych, dirigida por su esposo, Laurence Olivier.
En España se estrenó en 1961, en el Teatro Reina Victoria de Madrid, con Asunción Sancho (Blanche), Julieta Serrano, Wolf Ruvinskis, Antonio Amorós, Olga Peiró, Mary Paz Ballesteros, Francisco Valladares y Ana del Arco.
En 2010, Mario Gas dirigió una nueva versión en el Teatro Español, con Vicky Peña (Blanche), Ariadna Gil, Roberto Álamo y Alberto Iglesias.
Se eliminó roles secundarios para centrarse en los 4 personajes principales (Blanche, Stanley, Stella, Mitch), se suprimieron referencias a la cultura estadounidense de los años 40, como la ciudad de Nueva Orleans, limpiando referencias temporales y espaciales.
El director monta la obra con citas a distintas épocas y estilos teatrales.
En 1965 esta obra tuvo una versión interpretada por Raquel Revuelta y Enrique Allmirante, dirigida por Roberto Garriga.
Un año después la célebre Arletty se hacía con el personaje de Blanche en un montaje para el Théâtre Édouard VII a cargo de Raymond Rouleau y con Héléna Bossis (Stella Kowalski) y Yves Vincent (Stanley Kowalski).
Destaca también la versión dirigida en el Teatro del Odéon (París) por Krzysztof Warlikowski en 2010, con Isabelle Huppert (Blanche DuBois), Andrzej Chyra (Stanley Kowalski) y Florence Thomassin (Stella).
En Andorra, en catalán, fue estrenada por la Escena Nacional de Andorra en el año 2008 "Un tramvia anomenat desig" dirigido por Esther Nadal y con el reparto de Pepa Plana, Jorge Picó, Hans Richter, Irina Robles, David Verdaguer y Sergi Vallès.
El programa sí ganó cuatro Emmys, entre ellos uno para la fotografía de Bill Butler.
'Stella' se encuentra con la vecina del segundo piso cuando Stanley grita su nombre desde abajo con la camiseta hecha jirones.
[17] Además, le valió el premio Pulitzer de Drama en 1948 a Tennessee Williams.
[25] Se sabe que Tennessee había trabajado en la obra de teatro mucho tiempo.
El nombre había cambiado desde La paloma a La silla de Blanche en la luna, entre otros.
Inicialmente la historia se desarrollaba en Chicago o en Atlanta, pero no pasó mucho tiempo para que su nueva ciudad, Nueva Orleans, se convirtiera en alimento espiritual y fuente de inspiración, que naturalmente hizo su presencia en el argumento.
Aunque el tranvía ya no va por la calle Deseo, todavía se puede visitar la casa donde Tennessee terminó la obra.
Por primera vez en la historia del arte histriónico estadounidense se abordan temas antes considerados tabúes.
Hasta ese momento, el papel protagonista masculino de las obras de teatro solía ser interpretado en forma elegante y caballerosa, y es aquí donde por vez primera se ve al protagonista sin camisa o con las ropas desgarradas, lo cual al mismo tiempo da la oportunidad de mostrar sus músculos y poderío físico.
Blanche dice en la obra: "A mí no me interesa la realidad, yo lo que quiero es magia".
Un movimiento que incluye a personas como Stan, quienes representan la juventud, la sangre nueva del progreso de las nuevas naciones, una generación que habla con honestidad y desprecia la arrogancia y las pretensiones del orden imperial, el cual decae rápidamente.
Blanche personifica esta metáfora, una frágil señorita de sociedad con un pasado turbio que desea mantener oculto.
Como es de suponer, Un tranvía llamado Deseo despertó admiración en unos y rechazo en otros.
Sólo así le permitirían a Tennessee seguir con su puesta en escena y posteriormente con su película.Sin embargo, estas pretensiones no tuvieron mayor cabida y no pudieron evitar el éxito de la obra; la cual con el tiempo logró marcar un referente para buena parte de las obras posteriores.