Hacia el interior la comarca ofrece extensos prados así como un gran desarrollo hotelero y campista.
Los monjes recibían en propiedad (lo que se llama presura) las tierras yermas a condición de cultivarlas.
Sin embargo, a partir del siglo XI se vio obligado a depender del monasterio de Nájera (La Rioja), por mandato real, y así se mantuvo hasta el siglo XIX en que la desamortización llevó a cabo la disolución de los monasterios.
En los documentos del siglo IX aparece esta comarca como delimitación geográfica y administrativa.
[7] A partir del siglo XIII se estableció por orden real esta demarcación como entidad administrativa.
Pasados los años los administradores o merinos fueron elegidos en las familias autóctonas de la comarca.
Durante los siglos XV al XVIII se dio el gran auge en España, Portugal y colonias americanas.
La emigración se daba por lo general en el mes de marzo para regresar en el invierno.
El apellido suele reflejar casi siempre el lugar de procedencia.
El trabajo de la madera fue muy estimado durante la Edad Media y Renacimiento.
Se ponían de acuerdo con los escultores y pintores, artistas necesarios para llevar a cabo un buen retablo.
Si el aprendiz quería continuar con el oficio, pasaba otros cinco años como oficial hasta alcanzar un nivel en el oficio que le pudiera independizar y establecerse por su cuenta.
El clero y mayordomos escogían una de estas ofertas que exponían a los concursantes para comenzar con la subasta.
Dicha subasta duraba el tiempo en que tardaba en consumirse una vela (a veces eran tres) y se concedía la obra al maestro cuya cantidad ofrecida estuviese puesta en el momento en que dicha vela se consumía del todo.
El requisito siguiente era que el maestro asignado pagaba una especie de fianza o bien presentaba a otros compañeros como fiadores.
Una vez terminada esta sesión, se hacía legalmente el contrato ante notario.
Había además una comisión formada por maestros, encargada de hacer cumplir tanto el proyecto como las condiciones expuestas.
Los talleres de los retablistas imitan y difunden las nuevas modas hasta que los gustos van cambiando y ya a finales de ese siglo se van suprimiendo paulatinamente las imágenes y la estructura del retablo se va presentando con otro tipo de decoración.
La fabricación de campanas en Cantabria es una tradición que se remonta a la Edad Media.
Según los datos del mismo año, los tres municipios más poblados, de mayor a menor, son Santoña (11 534), Medio Cudeyo (7201) y Marina de Cudeyo (5065), mientras que los menos poblados, de menor a mayor, son Miera (468), Escalante (800) y Solórzano (1052).