Sin embargo, estas fuerzas naturales se han vuelto más extremas debido al cambio climático, alterando permanentemente las playas a un ritmo muy rápido.
[1] Estas playas son populares para la recreación, desempeñando importantes funciones sociales, económicas y culturales, a menudo impulsando las industrias turísticas locales.
[2] Para apoyar estos usos, algunas playas cuentan con infraestructuras artificiales, como puestos de salvavidas, vestuarios, duchas, chozas y bares.
Las playas a nivel mundial sufren impactos directos e indirectos de la acción humana.
La gran mayoría de los sedimentos se transportan hacia la playa submarina formando la fosa y la barra.
Sin embargo, estos perfiles no se corresponden necesariamente con las estaciones del año.
En la parte inferior de la cara puede haber una depresión y, más hacia el mar, una o varias barras litorales largas: terraplenes submarinos ligeramente elevados que se forman donde las olas empiezan a romper.
Cuando el viento es la fuerza que distribuye los granos hacia el interior, el depósito detrás de la playa se convierte en una duna'.
Estas características geomórficas componen lo que se denomina perfil de playa.
La suave acción de las olas durante esta estación tiende a transportar sedimentos playa arriba hacia la berma, donde se depositan y permanecen mientras el agua retrocede.
La línea de deriva (el punto más alto del material depositado por las olas) es una posible demarcación.
Primero debe existir un área geomórfica que permita la acumulación de sedimentos.
Mientras que en playas de energía baja o media baja, los sedimentos van a ser finos y medios, aunque puedan presentar clastos debido a la acción de temporales y marejadas.
La playa es una formación geomórfica dinámica y cambiante, que está en permanente cambio.
Algunos pequeños animales hurgan en la arena y se alimentan del material depositado por las olas.