Ribera del Duero son fundamentalmente tintos, aunque también existen rosados.
Los vinos blancos se permiten en la DO desde 2018, con la variedad Albillo Mayor.
Según las normativas del Consejo Regulador, para que un vino pueda acogerse a la denominación de origen debe incluir al menos un 75% de Tempranillo en su elaboración.
En total, no menos del 95% de la uva debe ser Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec.
En la necrópolis del yacimiento vacceo de Pintia (Padilla de Duero, Peñafiel) se han localizado ajuares relacionados con el ritual del vino introducido por los romanos.
A partir de ese momento, se ha trabajado para alcanzar y mantener una calidad que ha sido reconocida tanto por los especialistas nacionales e internacionales como por los propios consumidores.