Por ello, los fieles colaboraban devocionalmente en todas las empresas y se sentían identificados con las actuaciones llevadas a cabo.
La edificación del templo parroquial supuso elevadas sumas cuyo pago hipotecó sus bienes y obligó a contribuir a los vecinos con su trabajo y generosos donativos.
Con la incorporación de la bóveda genera un amplio espacio centralizado, cuya directriz vertical acorta el eje en profundidad.
Los artífices vascos fueron en esta comarca, los principales representantes del barroco exaltado que prolongarán hasta fechas bien avanzadas de la centuria decorada con una exuberante ornamentación en yeso.
En estos momentos el énfasis recae en manifestar la presencia de la divinidad potenciándose, a niveles arquitectónicos, la importancia del presbiterio.
En el interior, se superpone el espíritu dinámico y abierto dominante en el universo barroco que potencia los recursos sensitivos y emocionales, sin embargo la configuración del exterior se define por su sencillez, más acorde con el gusto clasicista.
La unión entre el primer cuerpo y la del segundo se hace mediante aletones que resuelven el tránsito de modo unitario.
La torre dividida en diferentes cuerpos mediante líneas de impostas se sitúa en Anguix en la cabecera.
Gerónimo Ruíz (maestro que dejó en Roa también testimonios en su actuación profesional) intervino en la iglesia cuyos rasgos se ajustan al barroco exaltado de los primeros años del siglo XVIII.