[5] El Partido Republicano se presentaba como el único con un programa capaz de devolver al país el prestigio perdido y colocar a Portugal en la senda del progreso.
[12] La rápida retirada portuguesa ante las exigencias británicas fue vista como una humillación nacional por diversos grupos y por las élites.
[13] Se inició así un profundo movimiento de descontento hacia la figura del nuevo rey Carlos I, a la familia real en general y a la institución monárquica, ya que eran vistos como los responsables del proceso de «decadencia nacional».
[17][18] Los republicanos supieron capitalizar ese descontento aumentando su base social de apoyo que acabaría culminando en el derrumbe del régimen.
[27] Los rebeldes, que tenían como himno una canción de cariz patriótico compuesta como protesta por el ultimátum británico llamada A Portuguesa,[28] tomaron el ayuntamiento, desde cuyo balcón el periodista y político republicano Augusto Manuel Alves da Veiga proclamó la implantación de la república en Portugal y alzó una bandera roja y verde, que pertenecía al Centro Democrático Federal.
[29] El movimiento fue sofocado poco después por la guardia municipal que se mantuvo fiel al gobierno.
El rumbo ideológico del republicanismo portugués ya había sido trazado mucho antes por las obras de José Félix Henriques Nogueira y se alteró poco con el paso de los años, exceptuando la adaptación a la realidad del país.
[41] El atentado se debió al progresivo desgaste del sistema político portugués, vigente desde la Regeneração,[42] en gran parte culpa de la erosión política originada por la alternancia de dos partidos en el poder: el Progresista y el Regenerador.
Para atravesar el río Tajo tomó el barco de vapor D. Luís y desembarcó en Praça do Comércio sobre las 17:00.
[47] A pesar del clima de gran tensión, el rey optó por ir en carruaje abierto con una reducida escolta para demostrar normalidad.
[49] Europa quedó conmocionada con este atentado, ya que Carlos I era muy apreciado por los otros jefes de Estado europeos.
[52] El joven rey empezó nombrando un gobierno de consenso presidido por el almirante Francisco Joaquim Ferreira do Amaral.
[53] La situación política rápidamente volvió a degradarse y se sucedieron siete gobiernos en dos años.
Los capitanes Sá Cardoso y Palla, así como el comisario naval Machado Santos, estaban entre los nueve oficiales al mando.
Paiva Couceiro respondió al fuego con cañones y la infantería que restaba durante tres cuartos de hora.
Además se ordenó un ataque que fue llevado a cabo por 30 soldados, aunque fue repelido con algunas bajas.
Tal inacción no se debió a la incompetencia de su comandante, el general António Carvalhar ya que, como se comprobó al día siguiente al ser nombrado jefe de división militar por el gobierno republicano, su lealtad era otra.
Solo las unidades mencionadas y llamadas por las medidas preventivas recibieron la orden de marchar.
Cerca del mediodía, los cruceros Adamastor y São Rafael, que desde hacía una hora habían fondeado enfrente del cuartel de los marineros, comenzaron a bombardear el palacio de las Necesidades, lo que desmoralizó a las fuerzas monárquicas allí presentes.
[74] La noche del día 4 la moral se encontraba baja entre las tropas monárquicas estacionadas en Rossio, debido al peligro constante de ser bombardeadas por las fuerzas navales, ya que ni las baterías colocadas estratégicamente les daban seguridad.
[74] Cuando las fuerzas de la plaza empezaron a disparar sobre Rossio, revelando su posición, Paiva Couceiro abrió fuego provocando bajas y sembrando la confusión entre los rebeldes.
La proximidad de los edificios a los combates suponía un gran peligro y por ello el diplomático alemán decidió intervenir.
[92] El diplomático alemán, acompañado de un hombre con bandera blanca, se dirigió a la plaza para sellar la tregua con los rebeldes.
Machado Santos habla con el general Gorjão Henriques y lo invita a mantenerse al mando de la división, pero este lo rechaza.
El comandante João Agnelo Vélez Caldeira Castelo Branco y João Jorge Moreira de Sá se opusieron a la decisión del soberano alegando que si Oporto no quisiera recibirlo el navío difícilmente tendría combustible para llegar a otro puerto.
Manuel II ordenó que el navío, por ser propiedad del estado portugués, volviera a Lisboa.
[99] Basílio Teles se negó a tomar posesión del cargo y el día 12 fue sustituido por José Relvas.
Se aprobaron las leyes del divorcio y de la familia, que consideraban el matrimonio como un «contrato puramente civil».
En reacción a varios decretos anticlericales, los obispos portugueses lanzaron una pastoral colectiva defendiendo la doctrina de la Iglesia, pero su lectura fue prohibida por el gobierno.
[128] Una de las primeras preocupaciones del nuevo régimen republicano fue ser reconocido por las restantes naciones.