La ortografía (del latín orthographia y del griego ὀρθογραφία orthographía 'escritura correcta')[1] es el conjunto de reglas y convenciones que rigen el sistema de escritura habitual establecido para una lengua estándar.
Actualmente las 23 academias del español mantienen acuerdos que garantizan la unidad ortográfica.
La ortografía del español utiliza una variante modificada del alfabeto latino que consta de los 27 símbolos A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y, Z. Asimismo, se emplean también cinco dígrafos para representar otros tantos fonemas: ch, ll, rr, gu y qu; estos dos últimos se consideran variantes posicionales para los fonemas /g/ y /k/.
Las vocales (A, E, I, O, U) aceptan, además, el acento agudo para indicar la sílaba acentuada y la diéresis o crema modifica a la u en las sílabas gue y gui para indicar su sonoridad: güe, güi.
Si bien la correspondencia entre grafía y lenguaje hablado es predecible a partir de la escritura (es decir, un hablante competente es capaz de determinar inequívocamente la pronunciación estimada correcta para casi cualquier texto), no sucede así a la inversa, pues existen numerosas letras que representan gráficamente fonemas idénticos.
La ortografía del portugués está basada en gran medida en criterios fonológicos, al igual que sucede en español y a diferencia de lo que sucede en francés o inglés, donde factores históricos condicionan la correspondencia entre fonemas y grafías.
Comienzan a pronunciarse consonantes inicialmente mudas, introducidas siguiendo la etimología (la b en 'subtil' por ejemplo).
Este texto está escrito en francés con el título “Ordonnance du Roy sur le faid de Justice”.
Un principio interesante de la ortografía del inglés es que no usa un criterio puramente fonológico para sus palabras, razón por la cual a veces no existe una correspondencia predictible entre la forma escrita y hablada, esto se manifiesta por ejemplo en la variabilidad de pronunciaciones no enteramente predictibles que tiene, por ejemplo, el diptongo ea: Esta variabilidad de correspondencia entre la ortografía y la fonología de la lengua se debe a diversos accidentes históricos.
En primer lugar, la ortografía del inglés se fijó aproximadamente hacia el siglo XV y desde entonces la lengua ha sufrido importantes cambios fonéticos, especialmente en las vocales, lo cual hace que la ortografía no sea una guía segura para la pronunciación moderna (y en parte la ortografía tiende a reflejar la pronunciación del inglés medio más que la del inglés moderno).
Otro segundo factor es el conservadurismo usado en los neologismos con raíces en culturas grecorromanas, el inglés conserva/usa dígrafos como th, ch, kh, ph o vocales como y (mientras que en español o italiano se han adaptado fonéticamente a /t, k, p/ e /i/.
Así el esperanto tiene una ortografía guiada por criterios eminentemente fonológicos teniendo cada fonema una y solo una grafía posible.