Golpe de Estado del 28 de mayo de 1926

Gradualmente los movimientos políticos de derecha decidieron lanzar una revuelta contra la Primera República, pero esta vez contarían con el apoyo de las fuerzas armadas, que si bien habían evitado intervenir en política hasta 1916 decidieron tomar una actitud más crítica hacia el gobierno republicano después de haber sido enviadas a luchar en Francia durante la Primera Guerra Mundial, conflicto para el cual los jefes militares consideraron no estar preparados, y que rechazaba gran parte de la opinión pública portuguesa al creer que los intereses nacionales no estaban amenazados por una lucha entre potencias europeas mucho más fuertes que Portugal.

Aunque esta revuelta fracasó sí significó una preocupación para el Partido Republicano pues involucraba a altos oficiales en servicio activo, y los sublevados habían obtenido inspiración del reciente golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera en la vecina España, que desde 1923 era gobernada por un "Directorio Militar".

Tras un nuevo cambio gubernamental en diciembre de 1925, fue designado primer ministro el ingeniero António Maria da Silva, uno de los líderes del Partido Republicano Português que había dominado la vida política nacional desde 1910, pero su gobierno fue nuevamente complicado por las pugnas internas del Partido Republicano, manteniendo la inestabilidad constante en la administración.

Al día siguiente la noticia de la revuelta llegó a Lisboa, donde el militar derechista José Mendes Cabeçadas pide públicamente la dimisión del gobierno, lo cual es aceptado por el primer ministro António Maria da Silva, al conocerse que la guarnición de Lisboa y las fuerzas policiales apoyan el golpe.

Inclusive los sindicatos socialistas y comunistas declaran su neutralidad en la lucha, rechazando defender al régimen contra el ejército.