Recibió su nombre en honor del estado y la ciudad de São Paulo.
Dos años después un nuevo grupo de amotinados tomaron el control del buque y navegaron hasta Montevideo, Uruguay, donde consiguieron asilo.
Dado de baja en 1947, permaneció como buque escuela hasta 1951, cuando se decidió que fuera remolcado al Reino Unido para ser desguazado.
Además, para Brasil significaba que habían adquirido un acorazado antes que muchos de los otros poderes marítimos importantes, como Alemania, Francia o Rusia, y las dos naves de Brasil, lo colocaban en el tercer país en tener acorazados en construcción, por detrás del Reino Unido y los Estados Unidos.
Luego paro en Cherburgo, Francia donde se embarcó el presidente de Brasil Hermes Rodrigues da Fonseca.
[2] Partiendo el día 27, el São Paulo navegó hacia Lisboa, Portugal, donde Fonseca fue invitado del rey Manuel II.
Un rumor de que le rey estaba a bordo del barco circuló por los periódicos, los revolucionaron buscaron el bote y procedían a abordarlo, o pidieron permiso para desembarcar marines para la búsqueda, ambas peticiones fueron negadas.
Se opusieron a los bajos salarios, largas jornadas, formación inadecuada, y los castigos incluyendo bolo (ser golpeado en la mano con una férula) y el uso de látigos o pestañas (Chibata), que con el tiempo se convirtieron en un símbolo de la revuelta.
Los oficiales creían que tal acción era necesaria para restaurar el honor del servicio.
Planeaban atacar en la mañana del día 25, cuando el gobierno esperaba que los amotinados volverían a la Bahía de Guanabara.
Después de que el proyecto fue aprobado por 125 a 23 y el presidente firmó la ley, los amotinados dimitieron el día 26.
Para esta oportunidad el São Paulo ya no era uno de los acorazados más poderosos del mundo.