El Gobierno provisional quedó presidido por Teófilo Braga, siendo ministro de Justicia y Cultos Alfonso Costa, principal impulsor de la medidas contra la Iglesia que la república comenzó a adoptar desde el primer momento.
[8] Algunas disposiciones de la ley parecen hechas a propósito para corromper al clero, pues asigna pensiones del erario público a los sacerdotes que fuesen suspendidos en su ministerio por sus Prelados, y premia con singulares gracias a los que atenten contraer matrimonio.
[9] La ley dedica especial atención a menoscabar la autoridad pontificia pues establece como ilícito divulgar las prescripciones del romano pontífice, sin permiso la autoridad pública.
Ni ejercer el ministerio sagrado a los sacerdotes que hayan obtenido grados académicos en ateneos pontificios, y esto aunque previamente hayan realizado en Portugal los cursos de teología.
[11] Dirigiéndose ya en concreto a la iglesia en Portugal, el papa expresa su confianza en el valor mostrado por los obispos,[12] el ardor del clero y la unidad que están mostrando en la defensa de la Iglesia[11].Concluye la impartiendo en prenda de los divinos dones a los Obispos, al clero y al pueblo la Bendición Apostólica.