El texto, tal como es publicado en la ASS no incluye epígrafes ni numera los párrafos.
[4] Comienza el Papa la encíclica, que dirige al episcopado y al pueblo francés, mostrando su solicitud por la situación que atraviesa la Iglesia en Francia El papa califica de antirreligiosa la política del gobierno francés, porque:
Rechaza también la declaración anual que la ley exige para el ejercicio del culto:
También, en la medida en que la nueva ley trata de la organización del culto, solo introduce la anarquía y la incertidumbre, sobre la continuidad del destino de los edificios eclesiásticos al culto y durante cuánto tiempo se mantendrá ese uso.
Los sacerdotes quedan, en atención al culto, a discreción de la autoridad municipal, Cada parroquia deberá afrontar todas la cargas económicas, y al mismo tiempo la ley limita los recursos que pueden destinarse a este fin, Todo esto muestra que la nueva ley agrava la Ley de Separación, y por tanto el Papa puede sino reprobarla.