Gravissimo officii munere

Pero, aparte de otros motivos de fondo, la ley planteaba varias cuestiones que la Iglesia consideraba inadmisibles: Los católicos se opusieron a menudo a entregar los inventarios que exigía la ley, y los sacerdotes rehusaron cumplir las formalidades a las que le sometía la ley.

No habían pasado aun seis meses de la publicación de la encíclica Vehementer Nos cuando San Pío X dirige una nueva encíclica al episcopado francés, para explicar, las medias que ha considerado necesario adoptar para defender la religión; así lo expone al inicio de la encíclica:

El papa se disculpa por haberles hecho esperar, sin exponer como había prometido las medidas que debían tomarse; se ha actuado así no solo por la gravedad del asunto y por el cariño a Francia, que le ha llevado a estudiar detenidamente cada uno de los artículos, y escuchar a los obispos reuniones en asamblea general, sobre las cuestiones que les había planteado.

Una vez conocida la opinión de los obispos y de los cardenales, y tras orar pidiendo luces: Explica también cómo ha examinado si sería legítimo experimentar con otro tipo de asociaciones que fuesen al mismo tiempo legales, tanto respeto al derecho francés como al canónico, de modo que se evitase así las graves complicaciones que amenazan a los católicos franceses.

Continúa la encíclica, a modo de conclusión, pidiendo a los católicos de Francia que luchen por la Iglesia, según las advertencias que el papa les hace: Concluye el papa la encíclica, pidiendo por la intercesión de María, la Virgen Inmaculada, la ayuda de la Divina Bondad en esta tarea; otorgando la Bendición Apostólica al episcopado y a toda la nación francesa.