León XIII en su encíclica Graves de communi re había dado orientaciones claras sobre el objetivo de la acción popular cristiana que debía centrarse en la formación espiritual subordinando a ella las demás iniciativas sociales.
Sin embargo en el seno de la Opera dei Congressi no todos sus miembros siguieron estas orientaciones; se produjo así una crisis de la Opera que llevó a Pío X a decretar su disolución.
En la encíclica Il fermo proposito el papa explicaba los motivos de esa medida y daba unas orientaciones para reconducir la acción de los católicos a través de una asociaciones con un objetivo apostólico, sin que se convirtiesen en un partido político; en esa misma encíclica el papa insistía en el papel que debían desempeñar los sacerdotes en esas asociaciones.
Destacó entre ellos Romolo Murri, que participó en la fundación de la Lega democratica nazionale, dispuesta a actuar como un partido político.
En cuanto a la predicación la encíclica recuerda así mismo las disposiciones dadas por León XIII , los sacerdotes que prediquen deben disponer de la oportuna licencia, que se otorgará después de "examinar su vida, ciencia y costumbres";[8] vigilando además que desempeñan el ministerio de la predicación tal como se la ha encomendado, pues la predicación es ministerio y deber propio del obispo.