Tribus circiter

Continua el papa explicando que estos sacerdotes, confiando en un supuesto mandato de Dios, recibido por una mujer a quien proclaman como la más santa y dada providencialmente para la salvación del mundo, comenzaron a propagar entre la gente frecuentes ejercicios de piedad, "altamente encomiables cuando se llevan a cabo correctamente; pero al mismo tiempo acusaron con graves cargos a cualquier obispo o sacerdote que expresase alguna duda sobre la santidad y elección divina de esa mujer.

En esta situación, el papa recuerda que, con fecha 4 de septiembre de 1904, emitió un Decreto por el que se suprimía esa sociedad y se les ordenaba romper absolutamente todas sus relaciones con esa mujer.

Ante el papa mostraron su arrepentimiento y después presentaron una declaración escrita con las siguientes palabras.

En esta situación, para evitar que los fieles, y los sacerdotes mariavitas que permanezcan en este engaño, no puedan ya ser movidos por los delirios de esa mujer y del sacerdote Johannes Koewaloski, el papa confirma el decreto que suprimió y condenó la sociedad de los mariavitas, ilegal e inválidamente fundada, prohibiendo a los sacerdotes tener cualquier contacto, con cualquier pretextos con esa mujer, a excepción de aquel sacerdote que el obispo de Plotsk, le encomiende ser su confesor.

La encíclica concluye exhortando a los obispos de las diócesis a las que pertenecen estos sacerdotes para que acojan con toda caridad a los sacerdotes que se arrepientan sinceramente de su proceder; conduzcan al recto camino a los fieles que han sido llevados por este engaño, y fomenten en sus diócesis las práctica de piedad aprobadas por la Iglesia.