Pintura de historia

Esta preeminencia se explica dentro de un concepto determinado del arte en general: no se valora tanto que el arte imite a la vida, sino que propone ejemplos nobles y verosímiles.Es por ello que, cuando en 1667 André Félibien (historiógrafo, arquitecto y teórico del clasicismo francés) jerarquiza los géneros pictóricos, reserva el primer lugar a la pintura de historia, a la que considera el grand genre.Ciertamente, esta posición comenzó a decaer desde finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX, en provecho de otro géneros como el retrato, las escenas de género y el paisaje.Se da importancia al cuidado en los accesorios, en los detalles de las vestimentas o los objetos relacionados con el tema a tratar.No obstante, el acontecimiento, si es adecuado, no necesita haber ocurrido exactamente como se representa, y los artistas con frecuencia se toman grandes libertades con los hechos históricos a la hora de retratar el mensaje deseado.Esto no fue siempre así, pues en un principio los artistas vestían a sus personajes con traje clásico, con independencia de cuándo hubieran ocurrido los hechos que se relatan.Cuando, en 1770, Benjamin West se propuso representar La muerte del General Wolfe en traje contemporáneo, diversas personas le dijeron con firmeza que usara vestimenta clásica.Esto exige cierta cultura por parte del espectador, que en muchos casos sigue conservándose, como las llaves para identificar a San Pedro o santa Catalina y la rueda.Pero en la mayoría de los supuestos, es necesario un estudio más profundo o recurrir a diccionarios u obras modernas de Historia del Arte para hallar la clave y saber, por ejemplo, que un santo representado con la piel colgando es san Bartolomé por haber sido despellejado en su martirio.La alegoría tenía igualmente un sentido moralizante, representando muchas veces virtudes humanas como la Justicia o la Fortaleza.Gran parte de esta cultura clásica se ha perdido para el espectador actual, por lo que como ocurre con los santos y sus atributos, debe recurrir a otras obras para identificar lo que se está representando en el lienzo a través de los objetos simbólicos.La pintura de historia religiosa es el género que predominó durante toda la Edad Media Occidental.Frecuentemente, en particular después del desarrollo del neoclasicismo, durante la Revolución francesa y el siglo XIX, la pintura de historia se concentró en la representación de héroes, generalmente masculinos, desnudos; sin embargo, esta tendencia fue atenuándose en el XIX.Así, supuso una auténtica subversión del género el Entierro en Ornans de Courbet: un acontecimiento menor fue tratado como una gran pintura de historia a través del enorme formato, la abigarrada multitud en la que destacan unos pocos personajes principales y la sobriedad en el cromatismo.A finales de siglo, evolucionó hasta un estilo llamado pompier y dio lugar, como reacción, al nacimiento del modernismo.Con la llegada del siglo XX, era posible ver pinturas que emergían de las academias nacionales oficiales representando a Nausicaa al mismo tiempo en que otros pintores estaban abandonando los talleres para pintar en la luz natural disponible y centrarse sólo en temas humildes y en la sensación pura.En definitiva, los temas cotidianos o los paisajes, que pasan a ser los preferidos por los pintores más renovadores desde mediados del siglo XIX (realistas o impresionistas), relegaron el género a un segundo plano en la historia del arte.Un tratamiento más sistemático fue el de los muralistas mexicanos (José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera).En el siglo XXI la pintura histórica viene de la mano del polifacético artista catalán Augusto Ferrer-Dalmau que plasma en sus lienzos la reciente y pasada historia militar española
El rapto de las sabinas , por Jacques Louis David , 1799, óleo sobre lienzo , 385 x 522 cm, Museo del Louvre , París .
La muerte del General Wolfe , por Benjamin West , 1770, óleo sobre lienzo , 151 × 213 cm, Galería Nacional de Canadá , Ottawa .
Representación de san Bartolomé en el Juicio Final de la Capilla Sixtina , obra de Miguel Ángel . La piel que sostiene en la mano permite identificarlo como este santo.
Bocetos pintados en Afganistán en 2012 por el artista español Augusto Ferrer-Dalmau .