En este contexto social, los artistas no están necesariamente junto a la clase trabajadora y su lucha (Courbet participará con la Comuna de París solamente en 1871), pero está en contra de la burguesía que rechaza las nuevas formas del arte.Incluso un perro perdiguero no quiere perderse el evento y se presenta en primer plano.[1] quiso posar para el cuadro, resultando un conjunto de 46 personas a tamaño natural representados con enormes dosis de veracidad[1] Se puede decir que esta obra es un panfleto del nuevo estilo artístico defendido por Courbet considerado como un arte científico, naturalista, anticlásico, antirromántico, antiacadémico, progresista y social, cuya única fuente debía ser la observación directa del natural.La muerte no ha producido en estos hombres el dolor, la angustia, sino que la viven como un hecho cotidiano.Se encuentra esta representación del cráneo simbólico también en Hamlet et Horatorio au cimetière, pintado por Delacroix en 1839, o sea solamente diez años antes.[3] Esta misma calavera, huesos en cruz y las lágrimas en la tela mortuoria que cubre el sarcófago, significa «renacer a una nueva vida».Los personajes están puestos sin ningún tipo de jerarquía, pero las mujeres se mantienen separadas de los hombres a la derecha; entre ellas se encuentran las hermanas del pintor: Juliette llorando y Zoé ocultando el rostro en un pañuelo y Zélie pensativa.[4] Utiliza una gama cromática muy reducida para aumentar el dramatismo de la escena.Junto a estos colores predominan una serie de tonos ocres-terrosos y verduscos del paisaje que dan uniformidad al cuadro.Los representó, como se hacía en aquellos tiempos dentro de los templos separados los hombres en la parte izquierda y las mujeres en la derecha.Los cuatro portadores: están vestidos con guantes blancos, ropa de color negro y grandes sombreros con los bordes redondeados.Al fondo se encuentran dos amigos de la infancia del pintor (16) un jubilado soltero y (18) un burgués.El objetivo de Courbet al pintar este cuadro era plasmar un acontecimiento social, como lo es un entierro.El formato de panorámico estaba en aquel tiempo reservado para las grandes escenas históricas, mitológicas o religiosas.La crítica describió los personajes como caricaturas despreciables inspirando la repugnancia y provocando la risa.Según Delacroix: Esto ya no es una fiesta para los ojos, sino que es el entierro del romanticismo.¡Cuando se hacen así como serán... al menos tendrían que tener el derecho de no ser pintados!; El Watteau feo; Parece que su pincel se deleita en la imitación sistemática de la naturaleza trivial y horrible, que sus preferencias se dirigen a estas deformidades grotescas en toda su fealdad.[10][11] Para esta muestra el pintor mandó imprimir un catálogo donde asumía el término de «pintor realista», dando lugar de esta manera al nacimiento oficial del realismo.[14] Junto a Courbet el movimiento realista dentro de la pintura francesa, estaba representado por otros dos artistas Honoré Daumier y Jean-François Millet, que se distinguieron por sus obras realistas a favor de los trabajadores más humildes.[15] Millet de origen rurual igual que Courbet, presentó en su obra un carácter social principalmente con la temática del trabajador del campo, a los que representaba con un sentimiento resignado pero demostrando un tono de denuncia social con su trabajado duro y su gran pobreza.
La mujer en la parte central de la pintura se cree que es la viuda del fallecido.