Era una manifestación pacífica del movimiento radical, de tejedores y comerciantes con sus familias, venidos para escuchar a Henry Hunt, un destacado reformista político, entre otros.
[5] En 1789 la Revolución francesa hizo que se difundieran por todo el mundo las ideas de “Libertad, igualdad y fraternidad”.
Gran Bretaña, donde menos del 3% de la población podía votar y el sistema era totalmente corrupto, acogió estas ideas con entusiasmo.
Se consolidó el sentimiento popular contra los magistrados y los grandes empresarios, mientras la administración hacía concesiones a los intereses de los fabricantes.
[31] Sin embargo, las universidades de Oxford y Cambridge tenían su propia representación en el Parlamento, que se remontaba a 1603.
Gracias a los acuerdos entre los partidos Whig y Tory para repartirse los escaños entre ellos, la mayoría no había visto una elección disputada en su vida.
Se presentaban como el ala izquierda del liberalismo (los whigs radicales) y buscaban cambios a través de leyes que permitiesen mejorar la condición humana.
Al convertirse Napoleón en Primer Cónsul vitalicio en 1804, cayó la moral de los reformistas ingleses y perdió su magnetismo revolucionario, resurgiendo en Gran Bretaña un sentimiento patriótico popular.
En 1807 el radicalismo suponía una oposición intransigente al gobierno y un apoyo general a la reforma parlamentaria, pero seguía siendo un movimiento defensivo de protesta, basado en un descontento popular muy extendido.
[11] Otra voz importante fue la de John Cartwright, que intentaba encauzar el descontento insurreccional hacia formas constitucionales y presentar continuas peticiones al Parlamento.
Las grandes manifestaciones tenían un carácter ritual, con el orador teatralizando, declamando y lanzando preguntas retóricas para obtener las tumultuosas respuestas esperadas.
[54] Al llegar no encontraron ningún apoyo, por lo que cundió la desmoralización y fueron disueltos por un pequeño destacamento de húsares.
[32] El escándalo popular estalló al conocerse a través del periódico Leeds Mercury que uno de los radicales, William Oliver, era en realidad un espía o agente provocador del gobierno, que había informado sobre sus camaradas y los había alentado a una revolución condenada al fracaso.
La “gente del campo” era la dominante en el movimiento, con entrenamientos nocturnos, mientras los obreros fabriles no tenían tiempo para estos preparativos.
En marzo, el Ministerio del Interior, escribió a un magistrado de Lancashire: “… la información recibida confirma la opinión sostenida por su Señoría (el ministro lord Sidmouth) de que su condado no se calmará hasta que se haya derramado sangre, ya sea por la ley o por la espada”.
[64] En las semanas anteriores a Peterloo hubo multitud de pequeños mítines e impresionantes manifestaciones en Mánchester, Stockport, Birmingham, Leeds y Londres.
Los consejeros legales del gobierno señalaron que elegir un representante sin un mandato real para una elección era un delito penal, y los magistrados decidieron declarar ilegal la reunión.
Los reformistas se presentaban como constitucionalistas en un contexto potencialmente revolucionario; reclamaban derechos “legales” no previstos de ser ampliados a las clases bajas, que supondrían el final del antiguo régimen.
Estas palabras serían utilizadas por los magistrados tras la masacre como una clara señal de intención revolucionaria y para justificar sus acciones.
[92] Algunos grupos portaban pancartas con textos como “No a las leyes del cereal”, “Parlamentos anuales”, “Sufragio universal” y “Voto por papeleta”.
[98] Lo que realmente alarmó a las autoridades no fueron las banderas, sino la disciplina de las sesenta mil personas reunidas en St.
Mientras la caballería avanzaba hacia la tribuna de oradores se quedaron atrapados entre la multitud y, presa del pánico, comenzó a atacarla con sus sables.
[1] Las tropas se presentaron frente a la casa donde estaban las autoridades y dieron tres vítores, mientras el reverendo William Hay los felicitaba.
[98] Tras un arresto violento, Henry Hunt fue juzgado, declarado culpable de conspiración sediciosa y enviado a prisión durante dos años.
Con un precio de dos peniques cada uno, se agotaron todas las tiradas durante catorce semanas, y tuvieron una gran circulación nacional.
No fue hasta 1832, diez años después de la muerte del poeta, que el poema se publicó por primera vez con gran éxito.
Diez días más tarde, cuando Hunt hizo su entrada triunfal en Londres, The Times estimó que en las calles había unas treinta mil personas.
La indignación hizo que el radicalismo y las reuniones al aire libre se extendiesen en regiones controladas por legitimistas.
[136] Se llevaron a los tribunales otros casos contra el Manchester Observer, y aunque cambiaron los subeditores, continuaron las redadas ante las sospechas de que alguien estaba escribiendo un artículo radical.
[181] En lo sucesivo, los huelguistas u obreros agrícolas pudieron ser reprimidos o dispersados con violencia; pero, desde Peterloo, jamás una autoridad británica se ha atrevido a utilizar una fuerza igual contra una multitud pacífica.