La harina de trigo se llama harina blanca, y a menudo se blanquea usando mejoradores del pan.
De este modo se aumenta su fecha de caducidad y se elimina el color amarillento y sus propiedades de horneado se vuelven más predecibles.
[2] Entre las propiedades nutricionales del pan blanco destaca la ausencia de colesterol.
También proporciona más energía que el pan integral y contiene menos grasa por porción.
Algunos de los nutrientes como las vitaminas del grupo B, el hierro y los micronutrientes, se retiran junto con el germen de cereal en el proceso de molienda, y la mayoría del pan blanco comercial contiene poca fibra alimentaria[3] en comparación con el pan que incluye el salvado, lo que no contribuye a un adecuado tránsito intestinal.