Ramón Menéndez Pidal

Cuando contaba trece meses su padre se trasladó a Oviedo, destituido como magistrado por no jurar la Constitución de 1869; en esta ciudad vivió hasta los siete años, cuando su padre fue rehabilitado en el cargo y destinado a Sevilla.A los diez años se examinó para ingresar en el Instituto Bachiller Sabuco de Albacete, ciudad a la que había sido destinado su padre como magistrado; en dicho instituto inició la Segunda Enseñanza, que prosiguió en Burgos (segundo curso) y Oviedo (tercero y cuarto).Aunque Ramón siempre fue consciente y fiel a su tierra, el hecho de que en Asturias se iniciase su vocación científica e intelectual hizo que llegase a considerar su nacimiento en La Coruña como un hecho accidental.Durante su labor en la Real Biblioteca no se dio conclusión al Catálogo de manuscritos, anhelado por su director, si bien la misma fue fundamental para su tarea con respecto a fijar las fuentes históricas de España a partir de la cronística, y estudió con fruto los cancioneros y romanceros manuscritos que en ella se custodian.Elegido para la Real Academia Española en 1901, su maestro Menéndez Pelayo pronunció el discurso de acogida.Una vez terminada su labor y firmada la aceptación del arbitraje entre Ecuador y Perú por la cuestión de límites, pudo viajar por otros países hispanoamericanos para estudiar en ellos el Romancero tradicional español que aún pervivía.Siguió desarrollando su tesis en la edición de su tesis doctoral: Cantar del Mío Cid: texto, gramática y vocabulario (1908–1912), edición paleográfica acompañada de importantes notas eruditas, que pese a todo han sido revisadas por la crítica actual.Con su labor académica y en el CEH, educó a toda una generación de filólogos españoles: Tomás Navarro Tomás, Américo Castro, Dámaso Alonso, Rafael Lapesa y Alonso Zamora Vicente, entre otros que en gran parte marcharon al exilio al acabar la Guerra Civil.En 1904 publicó su muy reimpreso Manual de gramática histórica española, que se ha ido puliendo y enriqueciendo en ediciones posteriores.En 1912 ingresó en la Real Academia de la Historia con un discurso sobre La Crónica General que mandó componer Alfonso X.En ella publicó estudios sobre Elena y María, los restos del Cantar de Roncesvalles o sobre el vocalismo en la toponimia ibérica.Entre sus obras estrictamente filológicas se encuentran: Manual elemental de gramática histórica española (1904), sucesivamente ampliado y corregido, y cuya importancia deriva de haber implantado los métodos científicos en la Filología hispánica, Orígenes del español (1926), análisis de los primeros tiempos del castellano; Toponimia prerrománica hispana (1953) y El dialecto leonés (1906).En su honor, se han nombrado distintas calles y plazas de Madrid, Valencia, Zaragoza, Oviedo, La Coruña, Huesca, Sevilla, Almería, Córdoba o Albacete.Sobre la importancia del historiador, Jon Juaristi sentenció: Recibió 151 nominaciones al Premio Nobel de Literatura.
Fotografía de Ramón Menéndez Pidal ( c. 1902), realizada por Christian Franzen .
Ramón Menéndez Pidal y María Goyri en 1900, haciendo la ruta del Cid en su viaje de bodas. Archivo Digital Ramón Menéndez Pidal.
Placa conmemorativa del nacimiento de Menéndez Pidal, situada en la que fue su casa natal.
IES Menéndez Pidal situado en su ciudad natal.