En este cáncer los linfocitos maduros son incapaces de cumplir su función inmunitaria,[2] y prolongan su vida anormalmente al disminuir su muerte programada (apoptosis) por lo que aumenta lentamente su número observándose una proliferación en los recuentos sanguíneos y en la médula ósea.
En el estado avanzado de la enfermedad el sistema inmunitario, en el que los linfocitos cumplen una importante función, queda debilitado.
En este grupo la LLC progresa muy lentamente, las personas viven una vida normal y algunos no llegan a necesitar nunca tratamiento[5].
Además, este grupo con pronóstico favorable muestra remisiones duraderas una vez que se aplica un tratamiento[6].
Para pacientes con pronóstico menos favorable, la LLC progresa más rápidamente, pero los últimos tratamientos son más eficientes, mejor tolerados y controlan mejor la enfermedad por lo que se puede tener una buena calidad de vida durante muchos años.
En el año 2010 se logró la secuenciación completa del genoma de la leucemia linfática crónica.
Una alimentación con deficiencia de hierro y ácido fólico favorece la aparición indicadores relacionados con una baja hemoglobina (p.e.
[24] El comienzo de la enfermedad suele ser asintomático (el paciente no se siente mal, nada le indica que esté enfermo).
Los sistemas Rai (mediante números) y Binet (mediante letras) se utilizan para clasificar la enfermedad en relación con evolución y gravedad, desde unas etapas iniciales más leves a las últimas más graves.
[33] Puede consultarse el artículo de 2024 "Secuenciación del tratamiento de la leucemia linfocítica crónica en 2024: Dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos" ("Treatment Sequencing in Chronic Lymphocytic Leukemia in 2024: Where We Are and Where We Are Headed").
Desde la primera década del siglo XXI se han incorporado los anticuerpos monoclonales (Rituximab, obinutuzumab).
La inmunoterapia con anticuerpos monoclonales (rituximab, ofatumumab, obinutuzumab) se han unido a la terapia de la enfermedad en monoterapia o combinados con inhibidores.
La adición a estas combinaciones de terapia biológica mediante anticuerpos monoclonales (rituximab, ofatumumab, Lumiliximab) mejoran los resultados.
El anticuerpo monoclonal más usado en el tratamiento de la LLC es el rituximab[64] o rituxan (anticuerpo quimérico murino/humano —obtenido de rata y humanizado—[65] CD20, marca Mabthera, empresa suiza Roche), también se utiliza el alentuzumab —anticuerpo-CD52—, habitualmente en pacientes refractarios a la fludarabina.
El objetivo es inocular en los pacientes únicamente los progenitores hematopoyéticos (conocidas también como células madre hematopoyéticas) que tienen la capacidad de implantarse en la médula ósea de un paciente y dar lugar a un sistema inmune sano.
En 2011 tres pacientes con leucemia linfática crónica respondieron favorablemente a dicha terapia.
[87][88] En 2012, estudios preclínicos farmacológicos, confirmarían posibles efectos antitumorales —especialmente en leucemias—, del diterpeno hispanolona, una molécula que se encuentra en la Galeopsis angustifolia y en la Ballota hispanica o manrubio rojo.
[89][90][91] Aunque se desconocen las causas específicas (etiología) que provocan la LLC todos los pacientes presentan modificaciones anormales en los cromosomas de las células.
No hay una causalidad comprobada con la historia clínica del paciente (otras enfermedades o circunstancias del enfermo) y no está establecida relación directa con radiaciones, tóxicos u otras sustancias externas.
[cita requerida] Son posibles causantes de la enfermedad aquellas factores externos o internos que producen las alteraciones celulares descritas en la LLC.
Es decir, muchos de los estudios históricos se consideran demasiado simples e insuficientes.
En 2006 han aparecido nuevos datos sobre trabajadores mineros expuestos al radón en la República Checa que presentan una alta incidencia de LLC.