Se llama aplasia medular a la desaparición total o parcial de las células que se encuentran en condiciones normales en la médula ósea y actúan como precursoras de las diferentes células de la sangre.
Como consecuencia se producen una serie de síntomas característicos que están ocasionados por la disminución de los leucocitos en la sangre, lo que se conoce como leucopenia, que provoca gran susceptibilidad a contraer enfermedades infecciosas; bajo número de plaquetas o plaquetopenia, que provoca hemorragias ante mínimos traumatismos; y déficit de hematíes, que causa anemia y dificulta la llegada de oxígeno a los distintos órganos del cuerpo.
La aplasia medular es un trastorno poco frecuente, pues se estima que se diagnostican entre 2 y 4 casos por millón de habitantes y año.
Puede obedecer a múltiples causas que clásicamente se dividen en 2 grupos: congénitas y adquiridas.
Como tratamiento puede ser necesario realizar un trasplante de médula ósea[1]