El microscopio (del griego μικρός micrós, ‘pequeño’, y σκοπέω scopéo, ‘mirar’)[1] es una herramienta que permite observar objetos, que son demasiado pequeños para ser observados a simple vista.
La ciencia que investiga los objetos pequeños utilizando este instrumento se llama microscopía.
[6] El inventor es desconocido, aunque se han hecho muchas afirmaciones a lo largo de los años.
[10][11] Galileo Galilei (también citado a veces como inventor del microscopio compuesto) parece haber descubierto después de 1610 que podía enfocar de cerca su telescopio para ver objetos pequeños y, tras ver un microscopio compuesto construido por Drebbel expuesto en Roma en 1624, construyó su propia versión mejorada.
En 1665 Robert Hooke observó con un lente un delgado corte de corcho y notó que el material era poroso; contenía cavidades poco profundas a modo de celditas a las que llamó células.
Unos años más tarde, Marcello Malpighi, anatomista y biólogo italiano, observó células vivas.
A mediados del siglo XVII el neerlandés Anton van Leeuwenhoek, utilizando microscopios simples de fabricación propia, describió por primera vez protozoos, bacterias, espermatozoides y glóbulos rojos.
De esta época son los estudios efectuados por Isaac Newton y Leonhard Euler.
En el siglo XIX, al descubrirse que la dispersión y la refracción se podían modificar con combinaciones adecuadas de dos o más medios ópticos, se lanzan al mercado objetivos acromáticos excelentes.
[19] Durante las últimas décadas del siglo XX, especialmente en la era postgenómica, se desarrollaron muchas técnicas para la tinción fluorescente de las estructuras celulares.
[20] Estas técnicas utilizan estos diferentes fluoróforos para el análisis de la estructura celular a nivel molecular tanto en muestras vivas como fijas.