Juan Fernández Cabellos de Oro

[3]​[7]​ Fue nieto del rey Alfonso IX de León.

[15]​ Además, la primera confirmación de Juan Fernández en un privilegio rodado fue en 1276 y apareció como: «Don Johán Ferranz, sobrino del rey, merino de Gallizia».

[23]​ Los tres individuos antes mencionados, entre otros ricoshombres, abandonaron al infante Sancho y, previo consentimiento del infante, se dirigieron sin que nadie les estorbase el paso al reino de Portugal, desde donde viajaron a la ciudad de Sevilla, donde se hallaba Alfonso X.

[33]​[34]​ En aquella época hubo desórdenes en Galicia que no fueron convenientemente atajados por Juan Fernández, y Vázquez Campos resumió así la situación:[34]​ José Manuel Nieto Soria afirmó que la impresión obtenida por Sancho IV de la gestión de Juan Fernández como merino tal vez «no debió de ser muy positiva».

[38]​[e]​ Y conviene señalar que durante el siglo XIII y hasta mediados del siglo XIV el cargo de mayordomo mayor del rey fue siempre ocupado, como indicó Cañas Gálvez, por las «personalidades más relevantes» de la Corte castellana, ya que a menudo fue desempeñado por miembros de la familia real.

[f]​ Y la causa de ello, en opinión de dicho autor, es que posiblemente el rey Sancho IV y/o sus nuevos colaboradores no deseaban que ningún noble «eclipsara a los demás en la privanza regia y en los principales oficios», como había ocurrido con el conde Lope Díaz III de Haro.

Y por ello no resulta sorprendente que, al mismo tiempo que Juan Fernández ocupaba la mayordomía mayor del rey, Alfonso Téllez de Molina, que era hermano de la reina María de Molina, y que tampoco era uno de los más poderosos nobles, fuera nombrado alférez del rey.

[52]​[53]​ Y dicha historiadora también afirmó que el papel de Juan Fernández, aunque secundario, fue «notable» en aquella época en la defensa de Andalucía contra los musulmanes, aunque no afirmó categóricamente que fuera consecuencia de su actividad como adelantado mayor.

[54]​ Y Braulio Vázquez Campos, por su parte, se preguntó si la actividad militar de Juan Fernández en aquella época formó parte de su labor como adelantado:[55]​En 1293 Juan Fernández ayudó a sofocar la rebelión que el infante Juan y Juan Núñez II de Lara protagonizaron en esa época contra el rey Sancho IV de Castilla,[56]​ aunque Vázquez Campos, por su parte, señaló que Juan Fernández «tal vez» ayudara a aplastar esa rebelión y también que a ningún historiador «se le ha ocurrido» relacionar ese hecho con su cargo de adelantado mayor de la Frontera.

[57]​ Y el día 1 de febrero de 1294 Juan Fernández ordenó a los alcaldes del rey en Niebla que los judíos no prestaran a más del tres por cuatro, según lo establecido por Sancho IV en una carta que envió al concejo de Sevilla, ya que los hombres buenos del concejo de Niebla habían protestado ante el adelantado mayor por causa de los préstamos.

[57]​ Y en ambos documentos Juan Fernández aparecía con el título de «adelantado mayor en la frontera por el muy noble rey don Sancho y por el infante don Fernando so hijo primero heredero», lo que demuestra, en opinión de Vázquez Campos, la preocupación del rey por asociar el nombre del infante Fernando, que era el heredero del trono, al del propio monarca, ya que el rey no gozaba de buena salud y tal vez sabía que pronto moriría y que dejaría el reino en una delicada situación.

[63]​[o]​ No obstante, otros autores afirman que Juan Fernández ocupó el adelantamiento mayor de Galicia hasta el otoño de 1298.

[64]​[65]​ Y a continuación la reina María de Molina comisionó a Juan Fernández para que viajara a Lisboa, donde se hallaba el rey Dionisio I de Portugal, y le transmitiera sus «contrapartidas y respuestas».

[64]​ Y varios meses después Juan Fernández llegó a Burgos, donde se hallaba la reina, y le comunicó que los portugueses habían aceptado las propuestas de la reina y que estaban conformes con que se celebrara el matrimonio,[64]​ siendo todo ello relatado en un pasaje de la Crónica de Fernando IV:[66]​La «labor y arbitrio» de Juan Fernández, como señalaron algunos autores, en las negociaciones entre Castilla y el reino de Portugal, motivaron que el rey Fernando IV lo incluyera entre los confirmantes del tratado de Alcañices, que fue suscrito por ambos países el día 12 de septiembre de 1297,[64]​ aunque las negociaciones previas comenzaron en la primavera de ese año y habían sido llevadas a cabo por Juan Fernández.

[72]​ El día 7 de marzo de 1303, y en la ciudad de Salamanca, Juan Fernández otorgó un codicilo testamentario,[31]​[p]​ y en él legaba al cabildo catedralicio salmantino 10 000 maravedís para fundar una capellanía y disponía que su cadáver debía recibir sepultura en la capilla que había dejado comenzada y donde estaba enterrada su esposa, María Andrés de Castro.

[r]​ Fue sepultado en la catedral Vieja de Salamanca,[80]​[s]​[3]​[5]​ y sus restos mortales fueron depositados en un sepulcro colocado en un arco de una capilla situada a los pies de la catedral que «hacía juego» con la capilla de San Martín, y Manuel Villar y Macías afirmó que esa capilla estaba «bajo la otra torre» de la catedral y donde en la actualidad se halla la escalera que permite acceder a la torre nueva.

Alfonso X de Castilla en una miniatura medieval del Libro de los juegos .
Retrato imaginario de Sancho IV de Castilla, por José María Rodríguez de Losada . ( Ayuntamiento de León ).
Miniatura medieval que representa al rey Sancho IV de Castilla.
Retrato imaginario de Fernando IV de Castilla, por José María Rodríguez de Losada . Ca. 1892-1894. ( Ayuntamiento de León ).
Vista del municipio de Carpio-Bernardo. ( Provincia de Salamanca ).
Sepulcros en el interior de la Catedral Vieja de Salamanca.