Diplomáticamente sirvió como embajador de Chile en Francia, Luxemburgo, Bélgica, Portugal y Brasil.
Pese a que los comunistas lo apoyaron en su candidatura, la presión estadounidense y los conflictos que mantuvieron con el presidente una vez asumido motivaron al gobierno a promulgar la «Ley de Defensa Permanente de la Democracia» en 1948.
[4] Poco después, en octubre, el gobierno logró desbaratar el llamado «complot de las patitas de chancho», organizado por miembros del Ejército y la Aviación para elevar al poder a Carlos Ibáñez del Campo.
[4] A su vez, su ministro de Hacienda Jorge Alessandri Rodríguez, no sólo logró detener la inflación que venía aumentando desde hacía una década, sino que consiguió obtener un superávit fiscal.
[2] Sus padres fueron Gabriel González Castillo y María Teresa Videla Zepeda,[2] cuya familia tiene origen en Murcia (España).
Para costear sus estudios universitarios se empleó en la agencia del diario El Sur.
En 1919 se convirtió en secretario privado de Carlos Dávila, director del diario La Nación.
El mismo año de su titulación, su padre quedó paralítico, por lo que debió hacerse cargo de la familia; regresó a La Serena, donde abrió su estudio profesional, y ejerció en la zona hasta 1929.
[2] En forma paralela a su carrera política, presidió la delegación chilena al Congreso de las Democracias en Montevideo (Uruguay) y fue el primer vicepresidente del mismo.
[2] En 1926 contrajo matrimonio con Rosa Markmann, conocida como Miti,[7] con quien tuvo tres hijos;[2] Silvia, Rosita y Gabriel.
Arrestado, cuando lo trasladaban a la prefectura González Videla aprovechó un descuido de sus captores y escapó.
[10] Apoyado por las asambleas radicales de Coquimbo, fue elegido en 1930 diputado del Congreso Termal por la Cuarta Agrupación Departamental, correspondiente a La Serena, Coquimbo, Elqui, Ovalle, Combarbalá e Illapel (periodo legislativo 1930-1934), el cual se conformó por acuerdo entre el presidente Carlos Ibáñez del Campo y los partidos políticos, sin realizarse elecciones.
La nueva Junta Central Radical eligió por unanimidad a Gabriel González Videla presidente del partido.
[14] En las parlamentarias de 1932, obtuvo su reelección como diputado por la reformada Cuarta Agrupación Departamental, correspondiente a La Serena, Elqui, Ovalle e Illapel, por el periodo 1933-1937.
[15][16] González Videla apoyó la formación del Frente Popular, que implicaba una alianza entre los radicales y los partidos de izquierda.
Horas más tarde, ordenada la detención de éste, intentó impedirla, argumentando la inviolabilidad del Parlamento, pero ambos fueron detenidos por carabineros, aunque González Videla sería liberado al instante por la intervención del presidente de la Cámara.
[18] Posteriormente, y para vengar lo ocurrido, González Videla atacó a puñetazos en el Congreso al ministro del Interior, Luis Salas Romo.
[2] Algunos autores han opinado que su experiencia diplomática le dio lecciones que servirían para su futura política anticomunista, al estar el comunismo proscrito en la Europa ocupada por el fascismo.
[24] En 1941, después del fallecimiento de Pedro Aguirre Cerda, se enfrentó a Juan Antonio Ríos «en las elecciones internas que designarían el candidato del radicalismo a la presidencia.
[25] En las elecciones parlamentarias de 1945 electo senador por la Primera Agrupación Provincial; Tarapacá y Antofagasta, para el periodo 1945-1953.
[2] A principios de 1946, el presidente Ríos dejó su cargo afectado por un cáncer.
[2] Para llegar a este punto fueron decisivos tanto los conflictos internos (problemas económicos y una creciente agitación social) como la presión del gobierno estadounidense.
[2] En el ámbito político, dos leyes dictadas bajo su mandato tendrían notable trascendencia: la primera es la promulgada en 1949, que otorgaba a la mujer plenos derechos políticos, alcanzando así la igualdad cívica con el hombre.
[2] El sufragio femenino se hacía extensivo en Chile a las elecciones parlamentarias y presidenciales, sumando así al proceso democrático a un importante sector del país que había quedado al margen por largo tiempo.
[2] Para dar impulso productivo a lo que en aquella época constituía la provincia de Coquimbo, González Videla llevó a cabo el llamado Plan Serena en la ciudad del mismo nombre, que tenía como objetivo descentralizar la inversión estatal, a gran escala, generando un polo económico, cultural y turístico en la provincia.
En el plan se puso especial atención en la protección del nutrido patrimonio histórico con que contaba el casco antiguo serenense, generando nueva infraestructura educacional y pública con un estilo neocolonial.
[2] Sin embargo, su imagen estaba ya muy dañada ante la opinión pública, por lo que su participación política fue casi nula e incluso resistida por algunos sectores.
Los funerales se realizaron en su natal La Serena, en cuyo cementerio municipal descansan sus restos en el mausoleo familiar.
En 1984 comenzó a funcionar el Museo Histórico Gabriel González Videla, ubicado en su antigua mansión de La Serena.