Sin embargo, por lo peligroso del barrio donde estaba ubicada —La Cañada, donde "campeaban personajes de dudosa reputación para la época, como bandidos y prostitutas"—, la ermita —que se había erigido precisamente para sanear el barrio—[2] quedó nuevamente desocupada hasta que las autoridades de la época decidieron donarla a los mercedarios, quienes le anexaron un convento y una escuela.
[7] En la obra, encargada al alemán Francisco Stolf, también participaron posteriormente Lucien Hénault, Belloni en trabajo colaborativo.
[8][9] Este arquitecto italiano realizó el diseño con una gran torre central con campanario sobre la entrada principal, que le hubiera dado una altura y presencia destacada en el panorama de la capital del 1900, pero la torre no llegó a ser construida y el proyecto de Cremonesi quedó inacabado.
[3][10] Los mejores artistas de la época participaron en su ornamentación, entre ellos José Miguel Blanco, el primer escultor chileno que el Gobierno envió a París.
[18][19][20] Por su ubicación en el centro de la capital, el templo ha sido atacado en diversas manifestaciones populares y generalmente los vitrales del ala sur (por ejemplo, en 2015)[21][22] y la fachada de la iglesia, son los que sufren mayores daños (rayados con pintura, ataques con piedras e incendiarios).
Las siguientes declaraciones de los años 2009 y 2019 amplían el sector e indican que se emplazarán inmediatamente a la Zona Típica original.