Destacados arquitectos construyen casas que marcan hitos en el barrio, además se construyen los cité como las calles Hurtado Rodríguez, Adriana Cousiño y Lucrecia Valdés, los cuales son elementos característicos del barrio hasta hoy.En 1940 se producen dos fenómenos que marcan un cambio absoluto en los habitantes de la ciudad.Sin embargo, el barrio no sería abandonado, sino que por el contrario, comenzaron a llegar nuevos habitantes quienes le han dado el sello especial por el cual este barrio es identificado.[5][6] La mixtura de elementos logrados por las familias que habitan en el barrio, en el cual logran convivir personas de diversos orígenes y estatus socioeconómicos, han permitido que desde su nacimiento se destaque la cultura.[2] El barrio fue retratado por la literatura en obras como Juana Lucero (1902) del novelista Augusto d'Halmar, La sangre y la esperanza (1943) de Nicomedes Guzmán, y Vidas mínimas de José Santos González Vera.El barrio contó con su propio club de fútbol (llamado Banfield) que existió entre 1940 y 1978.