La formación artística de Blanco comenzó en un curso nocturno para obreros dictado por Juan Bianchi en el Instituto Nacional.
[2] Debido a la guerra franco-prusiana (1870-1871) dejó Francias y viajó por Bélgica, Inglaterra e Italia.
Incansable, recoge fotos, copias, reproducciones que le permiten decorar su taller con documentación gráfica indispensable.
[3] El paso por Europa, junto con enriquecer su acervo referencial y perfeccionar su técnica, estimuló en Blanco una veta intelectual, sustrato de las ideas que, con el tiempo, informarían su discurso creativo.
[3] Asimismo, esta arista intelectual la volcó Blanco en una interesante labor como escritor y cronista, cuyo principal propósito fue la difusión del arte.