Sin embargo, estas reformas también trataron de asegurarle al partido gobernante desde 1946, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), la mayoría absoluta en la Cámara y otorgar al gobierno federal el control total de la organización electoral.
Los cambios en las normativas institucionales demostraron que el PRI ya preveía un resultado «conflictivo» en estas elecciones.
[22] En este contexto se formó, en 1986, la Corriente Democrática al interior del partido, liderada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo y Rodolfo González Guevara.
El PRI, argumentando que tal medida sería ilegal y acortaría otros plazos, votó en contra.
[34] El Tribunal de lo Contencioso Electoral determinó que «las dos fórmulas aparecieran en una misma boleta y con un solo círculo por partido».
[42] En un inicio, se consideró a todos los secretarios de Estado del gabinete delamadridista «no impedidos constitucionalmente».
Por tanto, los secretarios más «sonados» eran del Mazo, Salinas y Manuel Bartlett Díaz —secretario de Gobernación—.
[43] García Calderón (2006) agrega entre los aspirantes mejor posicionados al secretario de Educación, Miguel González Avelar.
[45] Todos fueron llamados a participar en comparecencias frente a los dirigentes del partido e invitados, que fueron televisadas entre el 17 y el 27 de agosto en «horario informativo estelar de la televisión» y siguiendo un «riguroso orden alfabético».
[47] El PRI «inició un proceso de consulta a las bases y conversaciones con dirigentes» para conocer su opinión.
[56] El 9 de octubre, dirigentes del PPS se reunieron con Muñoz Ledo y Cárdenas para llegar a un acuerdo.
Dos días después, Cárdenas se afilió al PARM y rindió protesta como su candidato presidencial.
[40] En los años previos a la elección, el Partido Acción Nacional (PAN) vivió un «auge electoral sin precedentes en la región norte» del país.
[66] Desde entonces participó en las actividades del partido y en 1986 compitió contra el priista Francisco Labastida Ochoa por la gubernatura de Sinaloa.
El acuerdo que pactó con otros candidatos panistas a gubernaturas para defender el voto en caso de fraude dio inicio a un «estilo más dinámico y agresivo de hacer campañas electorales» por parte del PAN.
Ante una controvertida derrota, los panistas emplearon formas nuevas de «denuncia y resistencia civil» ante lo que consideraron fraudes electorales.
Le siguieron Jesús González Schmal, Jorge Eugenio Ortiz Gallegos y Salvador Rosas Magallón.
Momentos después, Becerra reconoció su derrota y al día siguiente Zepeda hizo lo propio.
[58] No obstante, según López Leyva (2007), Castillo «reconocía que su candidatura estaba al servicio de su partido».
[81] Para Arnoldo Martínez Verdugo, líder pemesista, la izquierda debía unirse para derrotar al PRI y continuar con las medidas de austeridad, por lo que se mantendrían los esfuerzos para lograr una «posición unificada».
No obstante, apunta que la mayoría se limitaron al Distrito Federal y a la Zona metropolitana del valle de México.
[84] Sumaron más de veinte ejercicios que involucraron «muy diversos» medios, investigadores y metodologías.
López Leyva (2007) menciona nueve encuestas «de las que tenemos registro» con cobertura nacional, en contraste con las veintiuna limitadas al Distrito Federal.
Por su parte, en el caso de la capital del país ocho mediciones las lideró Salinas, cuatro Cárdenas y una era empate técnico.
Incluso desde los días previos a los comicios se denunció el hallazgo de boletas marcadas en favor del PRI en estados como Chiapas, Jalisco, Michoacán y Veracruz.
[95] Sin embargo, Castañeda (2015) indica que tal sistema, supuestamente localizado en la Avenida Insurgentes Sur en el RNE, no existió.
Poco después, un técnico del PAN logró acceder al archivo secreto con un mayor número de resultados.
[91][nota 1] Bartlett les pidió no impacientarse y aseveró que «la información empezará a fluir»,[93] aunque solicitó un receso para revisar el sistema.
Al salir del encuentro, Ibarra de Piedra leyó el documento y anunció que los tres se volverían a reunir.
[7] El 10 de julio, Diego Fernández de Cevallos respondería, que mientras él mismo y Acción Nacional realizaban movilizaciones y discursos en la tribuna para evidenciar las prácticas ilegales del PRI, fue el propio Manuel Bartlett inicialmente reconoció a Salinas como ganador, mostrando un discurso del mismo Bartlett en que este afirmaba que la elección había sido conforme a la ley.