Elecciones federales de México de 1982

Las elecciones anteriores, celebradas en 1976, habían contado con un solo candidato presidencial (José López Portillo).

La falta de oposición en esa elección generó serias dudas, a nivel nacional e internacional, sobre la legitimidad del sistema político mexicano bajo el PRI, que había estado en el poder desde 1929.

No obstante, estos resultaron ser cambios bastante estéticos, ya que el PRI siguió siendo el partido dominante y las prácticas de compra de votos y fraude electoral se mantuvieron generalizadas.

[3]​ Sin embargo, en junio de 1981 los precios internacionales del petróleo se desplomaron, y Díaz Serrano, sin la autorización del gabinete económico, anunció en consecuencia que México bajaría los precios de su petróleo en 4 dólares.

Entre los inconformes destacaba el viejo líder de la CTM, Fidel Velázquez, quien presuntamente había favorecido a García Paniagua.

[14]​ En marzo, como concesión al candidato oficialista, López Portillo realizó cambios en su gabinete y nombró a Jesús Silva-Herzog Flores y a Miguel Mancera Aguayo (ambos cercanos a De la Madrid) como Secretario de Hacienda y Director del Banco de México, respectivamente.

Conforme la crisis económica empeoraba, la campaña delamadridista empezó a adoptar un tono más "realista".

[15]​ Varios comentaristas señalaron que el propio De la Madrid, como Secretario de Programación y Presupuesto y autor del "Plan Global de Desarrollo" en 1980 que no había previsto una baja en los precios del petróleo y cuyos mecanismos resultaron insuficientes para lidiar con la posterior debacle, era en buena medida corresponsable por la crisis económica.

El PARM recuperaría el registro en 1984, adoptando a partir de entonces una línea más crítica hacia el gobierno, a diferencia de lo sucedido en las décadas anteriores en las que el PARM había sido considerado un partido satélite del régimen.

El incremento en la participación electoral, que alcanzó 74.82% según las cifras oficiales, fue ampliamente celebrado por el gobierno como un avance en contra del abstencionismo.

A pesar de ello y del resultado positivo para el oficialismo, la condición económica siguió agravándose.

Hacia el cierre del año el dólar llegó a 149 pesos, con lo que en 1982 la devaluación acumulada fue de 470%.

[21]​ La relación entre ambos continuó deteriorándose en los meses posteriores, pues De la Madrid percibía que López Portillo, a través de su hijo José Ramón, estaba intentando ejercer demasiado protagonismo como presidente saliente y que intentaba ensombrecer al presidente electo imponiéndole más "candados".